Reseña bibliográficaEstudios Fronterizos, vol. 15, núm. 30, 2014, 267-270

Escuadrones de la muerte, ejecuciones ile­gales en América Latina: ¿Guerra al crimen o “limpieza” social?


Carolina Robledo Silvestre*


Dalia Goldman (2014). México: L.D. Books, 157 pp.
ISBN: 97860745 73657


* Investigadora del Instituto de Investiga­ciones Sociales de la Universidad Autóno­ma de Baja California.
Correo electrónico: carolinarobledosilvestre@hotmail.com


Personas que se organizan para acabar con la vida de otras personas. Ésos son los escuadrones de la muerte de los que Delia Goldman nos ofrece una reseña histórica necesaria para mirar la realidad latinoamericana hoy día.

Desde un ejercicio de reconstrucción histórica minucioso, la politó­loga argentina inicia su obra definiendo los contornos de estas formas de violencia en el primer capítulo llamado "Maquinarias de la Muerte, su construcción histórica". A partir de allí nos permite reconocer el modus operandi de estos grupos en siete capítulos que recorren diferentes rincones de América Latina, exponiendo su acción contra enemigos internos, comunistas, campesinos, indígenas, "indeseables", delincuentes y mujeres, entre otros. Cierra esta serie con un octavo capítulo acerca de la "mezcla explosiva" entre el narcotráfico y los escuadrones de la muerte, tomando como casos paradigmáticos a Colombia y México, sin dejar de mencionar su existencia en otros países de la región, especialmente centroamericanos.

Leer este documento desde las condiciones que vive México hoy día resulta esclarecedor si lo que queremos es empezar a dar sentido a una violencia que se ha señalado como "difusa" y "borrosa" y que oculta los rasgos de quienes cometen los crímenes. Los escuadrones de la muerte han permanecido y permanecen en México y en otros países de nuestra región, alimentados por discursos solapados con viejas narrativas, que movilizan a actores cada vez mejor armados y entrenados para exterminar al otro.

Estos grupos de exterminio se caracterizan por eludir sistemáticamente la justicia y por sembrar el terror entre las poblaciones sometidas a sus actos violentos. Paramilitares, autodefensas, milicias privadas, comandos de limpieza, vigilantismo, sicariato, son algunos de los nombres con los que los conocemos. Todos éstos, según Goldman, responden a una tipología que expresa formas de organización bastante complejas:

Estos complejos modos de organización no son improvisados, y disponen de la infraestructura necesaria para llevar a cabo su misión. Los recursos con los que solventan sus onerosos gastos en vehículos, armas, locaciones, equipos de comunicación y sueldos, provienen del Estado, de fuentes privadas o de fondos derivados de actividades ilícitas.

Pero la faceta más oculta y difícil de dilucidar de los escuadrones de la muerte es la de sus vínculos con las instancias estatales. Entre la omisión, la connivencia, el encubrimiento y la indiferencia podríamos estar hablando de diversas formas en que las instituciones del Estado participan del accionar violento de estos grupos. El recorrido histórico de Goldman permite reconocer esta diversidad con ejemplos específicos situados en Uruguay, Argentina, Perú, Brasil, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y Colombia.

Ofrece datos inquietantes sobre las consecuencias humanas del accionar de los escuadrones en la región, las formas de participación de los gobiernos, y la sevicia con la que actúan estos grupos para ejecutar asesinatos, desapariciones, torturas y desplazamientos forzados. Técnicas aprendidas en la escuela francesa de “la guerra moderna” y en los entrenamientos militares heredados de la doctrina norteamericana de seguridad nacional para la región, que hoy se actualiza con el discurso y la práctica de la “guerra contra las drogas” y de la “guerra contra el terrorismo”

Estas formas de violencia, que hasta hace poco eran entendidas bajo la lógica de conflicto político, han evolucionado según la autora “hacia estructuras orientadas primordialmente a la ‘limpieza’ social o hacia propósitos puramente criminales” (p. 28), sin que esto signifique en todos los casos un deslinde del Estado como partícipe de sus acciones.

De hecho, la obra de Goldman se erige como “un ojo cuestionador que no se contenta con una primera mirada”, tal como lo propone la colección editorial Conjuras de la cual hace parte, y desde allí se propone desmantelar el discurso político que oculta la acción violenta, respondiendo al llamado de Foucault:

La verdadera tarea política en una sociedad como la nuestra es criticar el juego de las instituciones, aparentemente neutras e independientes, de tal manera que la violencia política que se ejerce oscuramente en ellas sea desenmascarada y se pueda luchar contra ellas (Foucault, 1971, en Goldman, p. 31).

De este modo, el recorrido por los diferentes periodos históricos de América Latina, hasta los fenómenos más recientes de limpieza social en Brasil en el contexto del Mundial de Futbol, la desmovilización de paramilitares en Colombia y la intensidad de violencia en México, revela la permanencia del doble discurso, así como la incapacidad de los gobiernos por ganar la batalla contra estos tipos de violencia: “En muchos casos lo que se dio fue una reconversión, mutación o reagrupamiento de estos elementos para ponerse al servicio de otros fines o intereses” (p. 122).

Al final del documento la autora se detiene en los casos de Colombia y México como dos países emblemáticos de los conflictos recientes. En el caso de México, menciona las acciones represivas que continúan vigentes en regiones indígenas y campesinas, la presencia del llamado “narcoterrorismo” y la emergencia de grupos de autodefensa en diferentes estados de la república como Guerrero y Michoacán, y señala la existencia de por lo menos 50 grupos de este tipo en todo el territorio nacional. Aunque muchos de estos grupos no tienen ya motivaciones políticas para el ejercicio de la violencia, conservan una logística e infraestructura de tipo militar y vínculos con sectores estatales y de la fuerza pública.

Este pequeño libro de lectura amena es una referencia obligada para comprender el fenómeno de la violencia en América Latina, las conexiones históricas entre una y otra forma de conflicto y el carácter compartido de muchos de estos procesos, que hoy más que nunca obligan a pensar de manera retrospectiva y comparada.

Con un epílogo reflexivo, Goldman cierra este "doloroso recorrido por la historia reciente de América Latina", dejándonos una pregunta abierta acerca del desafío que tenemos como sociedad para enfrentar los escuadrones que están entre nosotros, "y no descansan" (p. 143).