e-ISSN 2395-9134 |
Artículos | Estudios Fronterizos, vol. 25, 2024, e157 |
https://doi.org/10.21670/ref.2421157
Mujeres comerciantes y circuitos transfronterizos: articulaciones entre cuidado y movilidades en las fronteras de Perú, Bolivia y Chile
Woman traders and cross-border circuits: articulations between care and mobility on the borders of Peru, Bolivia and Chile
Manuel
Dammert-Guardiaa
*
https://orcid.org/0000-0001-7583-1878
Robin
Cavagnouda
https://orcid.org/0000-0002-0584-8620
María Fernanda
Barriosb
https://orcid.org/0009-0004-6518-9809
Aroma Calderón
Rojas-Sandovala
https://orcid.org/0009-0003-2050-0061
a Pontificia Universidad Católica del Perú, Departamento de Ciencias Sociales, Lima, Perú, correo electrónico: mdammert@pucp.edu.pe, rcavagnoud@pucp.pe, aroma.calderonr@pucp.edu.pe
b Pontificia Universidad Católica del Perú, Dirección Académica de Responsabilidad Social, Lima, Perú, correo electrónico: mariaf.barrios@pucp.edu.pe
* Autor para correspondencia: Manuel Dammert-Guardia. Correo electrónico: mdammert@pucp.edu.pe
Recibido el
01
de
julio
de
2024.
Aceptado el
28
de
noviembre
de
2024.
Publicado el 10 de diciembre de 2024.
CÓMO CITAR: Dammert-Guardia, M., Cavagnoud, R., Barrios, M. F. & Calderón Rojas-Sandoval, A. (2024). Mujeres comerciantes y circuitos transfronterizos: articulaciones entre cuidado y movilidades en las fronteras de Perú, Bolivia y Chile. Estudios Fronterizos, 25, Artículo e157. https://doi.org/10.21670/ref.2421157 |
Resumen:
El comercio transfronterizo es una actividad realizada mayoritariamente por mujeres, e involucra desplazamientos y articulaciones de amplias redes para la circulación (formal o no) de productos. Desde el diálogo con las perspectivas de movilidad y género en los estudios fronterizos, este artículo analiza la configuración de circuitos transfronterizos de mujeres comerciantes. El artículo demuestra cómo se articulan las actividades comerciales y el cuidado en estos circuitos, y se discute esta relación a partir de cuatro arreglos socioespaciales: hogar, lugares de venta, cruce de frontera y lugar de abastecimiento. La investigación partió desde dos ciudades peruanas con condiciones fronterizas ─Tacna (frontera con Chile) y Puno (frontera con Bolivia)─, se realizaron 62 entrevistas semiestructuradas a mujeres vinculadas con distintas actividades de comercio entre 2022-2023, principalmente de ropa de segundo uso y abarrotes, lo que forma parte de una cadena global de circulación de mercaderías que vincula estrechamente los tres países (Bolivia, Chile y Perú).
Palabras clave:
fronteras,
comercio,
género,
cuidado,
circuitos.
Abstract:
Cross-border trade is predominantly conducted by women, and involves the movement and articulation of extensive networks for the circulation (formal or not) of products. Engaging with the perspectives of mobility and gender in border studies, this article examines the configuration of cross-border circuits of women traders. The article demonstrates how commercial activities and caregiving are intertwined in these circuits and discusses this overlap through four socio-spatial arrangements: home, places of sale, border crossing and supply locations. The research is based in two Peruvian cities with border conditions─Tacna (bordering Chile) and Puno (bordering Bolivia)─and involved 62 semi-structured interviews with women engaged in various commercial activities in 2022-2023, primarily second-hand clothing and groceries. These activities are part of a global chain of merchandise circulation that closely links the three countries (Bolivia, Chile, and Peru).
Keywords:
borders,
trade,
gender,
care,
circuits.
Introducción
Al cumplir 18 años y ser mayor de edad, Adriana1 acompañó por primera vez a su madre a cruzar la frontera entre Tacna (Perú) y Arica (Chile) para comprar ropa usada. Antes no tenía el permiso firmado del padre.
El trámite me asustó un poco, porque nunca había cruzado. Tenía un poco de temor, pero cuando llegamos dijimos “wow, qué bonito”. Yo imaginé que íbamos a dar una vuelta siquiera [risas], [pero] estábamos allí por el comercio. Llegamos a los galpones donde venden mercadería. Mi mamá compró mercadería, y yo dije “pues terminamos y luego vamos a pasear”. Pero mi mamá sí sabía que no íbamos a terminar rápido. Nos pusimos a escoger. Sacó dos fardos de pijamas y me dijo “mira, vas a encontrar nuevos, rotos, los peores. Vas a escoger, vas a dividir”. Entonces, escoge, escoge. Hay que taquear, doblar, separar. Y yo digo, “no terminamos” y mi mamá me dijo “sí hijita, no vamos a poder” [risas. Ellas seleccionan cuidadosamente lo que llevarán a Tacna].
No conviene traer lo que no vamos a poder vender. Porque vamos a invertir tiempo, esfuerzo, comisión. Bueno, según yo, hay que llevarlo, aunque sea vender [en cualquier lado]. Pero mi mamá dice, “no te va a salir un sol. Entonces solo vamos a llevar lo que vamos a vender, lo que sí va a salir”. Yo dije “ya, así será” y nos vamos para el terminal [de buses], había que repartir comisión a las señoras que ofrecen “yo te llevo ropa”. Mi mamá tiene sus conocidas, cinco comisionistas a quienes reparte la ropa. No hay una garantía de 100%, porque es contrabando, no es legal. El tema era pasar la frontera, porque si la frontera te descubre y te dice “a ver, trae para acá”, ¿no? Entonces ahí ya perdiste, perdiste el tiempo, el esfuerzo, el capital. (Adriana, Tacna)
Adriana estaba junto a su madre mientras describía esa historia. “Yo recién entendí cómo era ese proceso ─continúa─, y dije ‘no pues, con razón mi mamá llega bien cansada’, porque yo llegué muerta”.
La historia de Adriana ejemplifica las estrategias, movilidades y conocimientos de mujeres comerciantes transfronterizas. Los estudios contemporáneos subrayan la importancia de entender la producción social de las fronteras desde las prácticas cotidianas.
Este artículo aporta al estudio de las fronteras, al analizar cómo las prácticas comerciales informales transfronterizas configuran una interdependencia entre actividades económicas y sistemas de cuidado. Además, la apuesta metodológica radica en analizar casos en dos espacios fronterizos en Perú, que conforman un espacio trinacional de circulación y movilidad entre Chile, Bolivia y Perú. El estudio se basa en trabajo de campo y 62 entrevistas semiestructuradas a mujeres comerciantes en Puno y Tacna vinculadas a la venta de ropa de segundo uso.
El artículo dialoga acerca de la literatura sobre prácticas comerciales informales transfronterizas realizadas por mujeres (Granda & Soriano Miras, 2023; Guizardi et al., 2021; Schuster, 2022; Solís Pérez et al., 2022), las perspectivas de género (Gonzálvez Torralbo et al., 2021; Stefoni et al., 2021) y sobre movilidad (Garcés H. et al., 2016; Jiménez Cala & Barbosa Gonçalves, 2023; Tapia Ladino, 2023). Reconoce la heterogeneidad de estas prácticas y condiciones laborales, para centrarse en las comerciantes de ropa de segundo uso (Jiménez Palacios, 2019; Muñoz et al., 2022; Sandoval Hernández, 2019).
La circulación de ropa usada en los tres países es diversa, y el contrabando alcanzó 93% de las 8 mil toneladas de ropa de segundo uso que ingresan a Bolivia desde Chile (Maclean, 2014). Estos circuitos configuran una economía popular (Cielo et al., 2023; The Urban Popular Economy Collective et al., 2022).
Se analizó cómo los circuitos transfronterizos de las comerciantes articulan movilidades y prácticas comerciales relacionalmente, interdependiente con los sistemas de cuidado extendidos para ellas, sus hogares y las redes que sostienen sus actividades. En ese sentido, se destacan cuatro arreglos socioespaciales específicos donde se evidencia la interrelación entre circuitos comerciales y sistemas de cuidados: el hogar, los puntos de venta, el cruce de la frontera y la compra de mercadería. El enfoque propuesto da cuenta de la complejidad de estas interacciones entre sistemas de cuidado, movilidades y actividades económicas.
El artículo se organiza de la siguiente manera: en primer lugar, se revisa la literatura especializada, se establecen cinco premisas que sustentan el análisis. Luego, se describe el área de estudio y la metodología. Los hallazgos muestran cómo se entrelazan las prácticas comerciales y de cuidados en los circuitos transfronterizos, al tomar como referencia los cuatro arreglos señalados. Finalmente, se presentan las conclusiones.
Cuidados, comercio y movilidades
La investigación explora las prácticas de las mujeres comerciantes en contextos transfronterizos desde enfoques de movilidades, géneros y fronteras. Las movilidades son más que el movimiento físico e implican también los significados con los que tales movimientos están codificados, la experiencia de prácticas en estos movimientos y el potencial para emprenderlos (Creswell & Priya Uteng, 2008, p. 2), y son interdependientes al género y sistemas de cuidado (Jirón & Gómez, 2018).
Con este artículo se intenta comprender los múltiples circuitos del comercio fronterizo más allá de un enfoque origen-destino, problematizar el carácter multisituado y espacializado del cuidado y analizar los soportes, estrategias y conocimientos como elementos constitutivos de los territorios circulatorios transfronterizos.
Se parte de cuestionar las perspectivas de migración temporal desde los enfoques de movilidad (Jiménez Palacios et al., 2024) y de utilizar la movilidad para comprender la producción de espacios fronterizos desiguales (Tapia Ladino, 2023). En los circuitos transfronterizos convergen movilidades urbanas, circuitos empresariales y comerciales, así como mercaderías “lícitas e ilícitas”, junto con componentes localizados y móviles (Garcés H. et al., 2016). Es crucial considerar las dimensiones espaciales para analizar las fronteras (Peña, 2023), entendidas como espacios multiescalares (Laine, 2016), con “múltiples reglas y experiencias” (Amilhat Szary & Giraut, 2015, p. 3), que modelan regímenes y estructuras de poder.
Los sistemas de cuidados son prácticas fundamentales en la configuración de las fronteras y las movilidades. Como señalan Jirón Martínez y colaboradores (2022), los cuidados son actividades relacionales que sostienen la vida, tienen una espacialidad y temporalidad específica que se reconfigura en contextos de movilidad. Los cuidados son un sistema con múltiples dimensiones como: familia, sector público, mercados y sector sin fines de lucro (Razavi, 2007). Además, articulan múltiples escalas desde el hogar hasta las redes transnacionales de apoyo.
El cuidado va más allá del hogar, y no solo tiene que ver con el tiempo, dedicación o actividades vinculadas a niños o adultos mayores, también tiene que ver con el cuidado personal, colectivo, entre otros. Las comerciantes desarrollan estrategias específicas para mantener los cuidados cuando están en movimiento, establecen arreglos que funcionan en múltiples espacios y temporalidades.
Más que una simple extensión del trabajo doméstico, los cuidados transfronterizos comprenden las prácticas cotidianas de sostenimiento de la vida (alimentación, crianza, atención a dependientes) y las estrategias colectivas que ellas desarrollan para hacer posible su actividad comercial (Gonzálvez y Torralbo, 2013). Estas incluyen el cuidado mutuo entre comerciantes, el establecimiento de redes de apoyo para el cruce fronterizo, y la organización colectiva del tiempo para compatibilizar las responsabilidades familiares con las comerciales.
La interdependencia entre cuidados y comercio se manifiesta en múltiples dimensiones: en las decisiones sobre rutas y horarios, en la elección de lugares de venta, en las estrategias de cruce fronterizo y en la organización del trabajo doméstico. Las comerciantes, más que conciliar dos esferas separadas, configuran circuitos donde las prácticas comerciales y de cuidado están profundamente entrelazadas.
Esta propuesta analítica parte de entender los cuidados como prácticas relacionales que son constitutivas de los circuitos transfronterizos, no como actividades separadas o secundarias a las prácticas comerciales. Esta perspectiva permite identificar cinco premisas.
Primero, la feminización del comercio “informal” en las fronteras de Perú, Bolivia y Chile (Jiménez Palacios et al., 2019). En América Latina, la brecha de género en el mercado laboral genera una mayor participación femenina en trabajos precarios, no remunerados y con una sobrecarga de actividades de cuidado (Vaca-Trigo, I., 2019). Las mujeres enfrentan segregación secundaria en el acceso a nichos laborales, lo que articula informalidad, explotación y baja capacidad de acumulación (Pérez Sáinz, 2019). El comercio es una estrategia de supervivencia (Wrigley-Asante, 2013) y acumulación, pero está marcado por la violencia simbólica y estigmatización (Muzvidziwa, 2015). La feminización del comercio no puede entenderse sin considerar cómo las responsabilidades de cuidado moldean las opciones laborales de quienes buscan actividades que permitan articular la generación de ingresos con el sostenimiento de la vida familiar.
Segundo, superar visiones estáticas del comercio fronterizo al reconocer las oportunidades que brindan las “economías informales” (Schuster, 2022, p. 170). El comercio transfronterizo proporciona ingresos e independencia económica, pero involucra vulnerabilidades, discriminación, esfuerzos físicos y mentales (Guizardi et al., 2021). La flexibilidad del comercio transfronterizo permite a las mujeres desarrollar estrategias de cuidado que serían imposibles en trabajos formales, aunque esto implique mayor precariedad laboral. El comercio configura la frontera, articula ilegalidades, legitimidades y seguridad (Galemba, 2017). Distintos estudios demuestran estas condiciones: “paseras” en la triple frontera de Paraguay, Argentina y Brasil; modalidades de “fayuca” entre El Paso y Juárez (Gauthier, 2017); “bagayo” en la frontera de Brasil-Uruguay (Dorfman, 2007); “mesiteras” en puestos callejeros en el lado paraguayo de la triple frontera (Guizardi et al., 2021); “comisionistas” en la frontera Perú-Chile (Jiménez Palacios et al., 2019); y modalidades “hormiga” de contrabando en Perú-Chile (Berganza & Cerna, 2011).
Tercero, los espacios fronterizos reproducen sistemas de dominación de género (Guizardi et al., 2024; Stefoni et al., 2023), esto se expresa en cómo se ven perjudicados sus derechos migratorios, trabajos y contextos familiares (Magalhães, 2021). Esta desigualdad se exterioriza en las condiciones laborales y en la sobrecarga de responsabilidades de cuidado que deben asumir. Las perspectivas sobre movilidad permiten estudiar la interdependencia entre comercio, frontera y género, y reconceptualizar el espacio, hogar y familia en contextos transfronterizos (Gonzálvez Torralbo et al., 2021; Granda & Soriano Miras, 2023).
Cuarto, superar miradas exclusivamente legalistas y enfocarse en las prácticas y sentidos otorgados. Dorfman investiga cómo, en la frontera de Brasil y Uruguay, las comunidades fronterizas interpretan el contrabando como “oportunidades dentro de un sentido práctico” (Dorfman, 2007, p. 83). Similar al análisis de la frontera como itinerario y experiencia en la triple frontera Argentina, Paraguay y Brasil (Renoldi, 2013). Esta perspectiva que supera lo legalista es especialmente relevante para comprender cómo las mujeres articulan prácticas de cuidado y comercio. Un trabajo clave es el de Solís Pérez y colaboradores (2022) sobre las prácticas de mujeres comerciantes transfronterizas en las fronteras de México con Estados Unidos y con Guatemala. Las autoras destacan el “saber-hacer” (conocimiento práctico), el significado y las materialidades de las prácticas comerciales.
Quinto, las diferencias en el comercio dependen del tipo de bienes “informales” y/o “ilegales”. La ropa de segundo uso, como mercadería, es un fenómeno global (Sandoval Hernández, 2019) con condicionamientos locales, históricos y culturales (Tassi et al., 2012). Jiménez Palacios (2019) analiza la ropa y calzado usados en Tacna, destaca cómo configura complejas estructuras laborales y organizativas. Las características específicas de cada tipo de mercadería condicionan no solo las prácticas comerciales sino también las formas de organización del cuidado. Por ejemplo, la venta de ropa de segundo uso requiere tiempos específicos de selección y organización que las mujeres articulan con responsabilidades de cuidado.
La presente propuesta busca ampliar el conocimiento sobre estas prácticas transfronterizas en tres sentidos. Primero, los circuitos transfronterizos de las comerciantes son multiescalares y móviles, forman parte de sistemas de desigualdad (género, mercado laboral y regímenes fronterizos), reflejan condiciones de desventajas sociales, pero también reflejan innovación y agencia. Segundo, los circuitos articulan de formas múltiples y complejas las actividades de cuidado y comerciales. Es decir, los circuitos forman parte de sistemas de cuidado. Tercero, los circuitos se estudian a partir de diferenciar (analíticamente) cuatro tipos de arreglos socioespaciales: hogar, venta de productos, cruce de frontera y lugar de abastecimiento (compra de mercadería).
Tacna y Puno en el espacio transfronterizo
Las fronteras en el Perú varían en intercambios comerciales, porosidad frente al flujo de personas o bienes, controles de seguridad y usos del territorio (Dammert Guardia et al., 2017). Este artículo analiza comerciantes de dos fronteras diferentes pero que forman parte de un mismo sistema fronterizo multiescalar. Tacna y Puno, en la macrorregión sur, son zonas claves en el espacio trinacional transfronterizo Perú, Chile y Bolivia (Dilla Alfonso & Chávez, 2023), con circulación de productos, movilidades productivas y reproductivas (Tapia Ladino, 2023) y una espacialidad histórica específica (Valdebenito Tamborino, 2017).
Figura 1.
Espacio transfronterizo Puno y Tacna (Perú)
Nota: Área en gris: Departamento Tacna; área en negro: Departamento Puno.
La frontera Perú-Chile, de 169 kilómetros, comprende el departamento de Tacna y la región de Arica y Parinacota (Figura 1). Antes de la pandemia, seis millones de personas la cruzaban (Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile, 2017), es la frontera más transitada de ambos países, con flujos de bienes y movilidad de personas por múltiples motivos (Jiménez Palacios, 2019; Tapia Ladino et al., 2017; Tapia Ladino, 2023). Los flujos expresan asimetrías y complementariedades. Chile es el mayor destino laboral (Guizardi et al., 2019; Roque Gutiérrez & Tapia Ladino, 2021), mientras Tacna (Perú) atrae movilidades de turismo, uso de servicios médicos, entre otros.
Existe solo un paso fronterizo oficial integrado por dos controles: el Complejo Fronterizo Santa Rosa (Tacna, Perú) y el Complejo Fronterizo Chacalluta (Arica, Chile). Para Perú, el contrabando por esta frontera representa 19% a nivel nacional (Sociedad Nacional de Industria, 2023; Superintendencia Nacional de Administración Tributaria, 2022). Desde 2017 se instaló un control integrado entre ambos complejos para agilizar el flujo de personas. La seguridad y control en esta frontera se entienden en el contexto de la historia bélica entre ambos países a fines del siglo XIX, y tensiones a lo largo de los siglos XX y XXI (García Pinzón, 2015; Tapia Ladino y Quinteros Rojas, 2023).
La frontera Perú-Bolivia, de 1 047.16 km, en Puno tiene tres controles principales, 16 puestos de vigilancia y un Centro Binacional de Atención Fronteriza (Cebaf). En la región de Puno, una compleja red de interconexiones terrestre, aérea y lacustre facilita el intercambio de mercaderías y personas. Representa 39.7%2 del total del contrabando que ingresa al territorio peruano (Superintendencia Nacional de Administración Tributaria, 2022). La geografía y las relaciones culturales contribuyen a esta interacción. Gran parte de la población comparte una adscripción étnica y patrones migratorios comunes (Damonte Valencia, 2011).
Las vías de interconexión se han fortalecido con el tiempo, lo que permite el traslado de mercancías. El Lago Titicaca, las carreteras que conectan las zonas francas de origen chileno y el Aeropuerto Internacional de Juliaca y el Aeropuerto Internacional Coronel FAP Carlos Ciriani Santa Rosa son puntos clave en estos intercambios. Tienen gran importancia los diferenciales de precio (Dilla Alfonso, 2018) y el contrabando de productos de origen chileno (ropa de marcas extranjeras, autos, bienes manufacturados), boliviano (arroz, aceite y combustible3), argentino (arroz) y brasileño.
El contrabando está integrado socio-espacialmente, y presenta diversas modalidades (Arraya Pareja, 2022; Ødegaard, 2016; Puma-Llanqui et al., 2024). La modalidad “hormiga” (de menor escala), es vital para comerciantes pequeños. Los controles bolivianos tienen rangos de horarios, y a la par de la existencia de controles, el cruce por rutas anexas, como el cruce en botes por Desaguadero o “las carreteras fantasmas” como vías no identificadas, es común. Los controles son lugares de confrontación entre comerciantes y funcionarios públicos.
Estas fronteras, con sus demarcaciones estatales y regulaciones, son zonas de intensa interacción económica, social y cultural. Son territorios circulatorios que ofrecen oportunidades y limitaciones, reflejan asimetrías y complementariedades, y comprenden arreglos socioespaciales diseñados por las comerciantes.
Metodología
La recopilación de información incluyó fuentes primarias, secundarias e institucionales (censos, documentos institucionales). Se realizaron 62 entrevistas semiestructuradas a mujeres comerciantes de Puno y Tacna en dos periodos de trabajo de campo (2022 y 2023), con 27 y 35 entrevistas, respectivamente (véase Tabla 1). Algunas entrevistas incluyeron a madres e hijas de una misma familia. Se trabajó con aspectos compartidos y transversales de ambos espacios fronterizos, sin suponer regímenes fronterizos y prácticas idénticas. La mirada comparativa excede los objetivos de este artículo.
Las entrevistadas fueron seleccionadas por trabajar en ferias o puestos pequeños con productos que cruzan las fronteras. Las entrevistas duraron en promedio una hora y media, incluyeron la presentación del proyecto, consentimiento informado y se centraron en historias de vida, trabajo, cuidado y movilidad. Se exploraron los arreglos familiares, redes de apoyo y estrategias cotidianas que influyen en sus decisiones y movilidades. Se sistematizó la información con una matriz de codificación y se realizó un análisis de contenido y de localización de sus circuitos.
Un desafío fue la reticencia a compartir información sensible ─ingresos/inversiones, rutas de viaje no formales y los contactos─, por lo que fue necesario generar confianza progresivamente durante el trabajo de campo. Las largas jornadas de trabajo complejizaron la solicitud y desarrollo de entrevistas, por lo que se programaron en horarios libres o se adaptaron a las rutinas de compra y venta. Al encontrar madres e hijas trabajando juntas se optó por entrevistar a las madres primero y luego a las hijas.
Pseudónimo | Edad | Residencia | Origen | Nivel educativo | Hijos (edad) | Miembros en hogar | |
---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | Isabel | 44 | Tacna | Puno | Secundaria | 3 hijas (22, 20, 3) | 6 |
2 | Valeria | 20 | Tacna | Tacna | Superior universitaria incompleta | 0 | 6 |
3 | Natalia | 46 | Tacna | Tacna | Secundaria | 2 hijas (23, 20) | 3 |
4 | Sofía | 23 | Tacna | Tacna | Superior técnica completa | 0 | 3 |
5 | Laura | 44 | Tacna | Illave | Secundaria | 2 hija (20, 17) 1 hijo (8) | 5 |
6 | Daniela | 20 | Tacna | Tacna | Superior universitaria incompleta | 0 | 5 |
7 | Mónica | 42 | Tacna | Juli | Secundaria | 1 hija (23) y 1 hijo (10) | 4 |
8 | Andrea | 23 | Tacna | Tacna | Superior universitaria incompleta | 0 | 4 |
9 | Julia | 58 | Tacna | Illave | Ninguna | 4 hijos (3 hijas: 32, 28, 27); 1 hijx (no especificada) | 6 |
10 | Patricia | 47 | Tacna | Tacna | Superior técnica incompleta | 2 hijo (25,11) y 1 hija (no especificada) | 6 |
11 | Clara | 52 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 1 hijo (29) y 2 hijas (26, 20) | 5 |
12 | Cecilia | 44 | Tacna | Lima | Secundaria | 2 hijos (25, 11) y 1 hija (22) | 4 |
13 | Alicia | 46 | Tacna | Tacna | Secundaria | 1 hija (no especifica, adolescente) y 1 hijo (falleció) | 3 |
14 | Marta | 75 | Tacna | Cuchuito | Primaria incompleta | 7 (no específica) | 3 |
15 | Ana | 58 | Tacna | Puno | Ninguna | 1 hijo (29) y 2 hijas (26, 20) | 4 |
16 | Teresa | 47 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 1 hija (27) | 2 |
17 | Carla | 39 | Tacna | Chucuito | Superior técnica | 1 hijo (6) | 2 |
18 | Irene | 42 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 2 hijas (12, 4) | 4 |
19 | Silvia | 59 | Tacna | Puno | Primaria | 4 hijas (38, 28, 25, 14) | 6 |
20 | Elena | 38 | Tacna | Tacna | Superior universitaria | 1 hija (11) | 6 |
21 | Celina | 48 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 1 hija (28) | 2 |
22 | Adriana | 27 | Tacna | Chucuito | Superior técnica incompleta | 0 | 2 |
23 | Paola | 41 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 2 hijas (16, 10) | 4 |
24 | Lorena | 16 | Tacna | Chucuito | Secundaria incompleta | 0 | 4 |
25 | Susana | 50 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 1 hija (24) y 2 hijos (18, 10) | 5 |
26 | Olivia | 24 | Tacna | Chile | Superior técnica incompleta | 0 | 5 |
27 | Verónica | 48 | Tacna | Puno | Secundaria | 1 hijo (24) y 2 hijas (19, 13) | 6 |
28 | Melina | 13 | Tacna | Tacna | Secundaria incompleta | 0 | 6 |
29 | Inés | 52 | Tacna | Puno | Primaria | 2 hijas (no especificada la mayor, 22) | 4 |
30 | Victoria | 22 | Tacna | Tacna | Superior universitaria incompleta | 0 | 4 |
31 | Emilia | 62 | Tacna | Puno | Secundaria | 1 hijo (30) y 3 hijas (24, 22, 20) | 9 |
32 | Esther | 25 | Tacna | Puno | Superior técnica incompleta | 0 | 9 |
33 | Sonia | 58 | Tacna | Chucuito | Secundaria | 6 hijos (una hija tiene 28 años) | 4 |
34 | Catalina | 28 | Tacna | Tacna | Superior técnica incompleta | 1 hijo (6) | 4 |
35 | Roxana | 55 | Tacna | Tacna | Secundaria | 1 hijo (>30 no especificada) y 1 hija (>30 no especificada) | 3 |
36 | Carmen | 44 | Yunguyo | Yunguyo | Secundaria incompleta | 2 hijas (24, 21) y 2 hijos (27, 13) | 4 |
37 | Gabriela | 21 | Yunguyo | Yunguyo | Universitaria en proceso | 0 | 4 |
38 | Manuela | 54 | Juliaca | Yunguyo | Secundaria | 1 hijo (28) | 2 |
39 | Lourdes | 62 | Juliaca | Yunguyo | Técnico superior | 1 hija (44) y 3 hijos (45, 43, 24) | 2 |
40 | Raquel | 44 | Puno | Yunguyo | Primaria | 3 hijas (20, 13, 6) | 5 |
41 | Josefina | 38 | Puno | Puno | Universitaria | 1 hijo (20) | 5 |
42 | Luisa | 25 | Juliaca | Puno | Universitaria | 0 | 5 |
43 | Pilar | 55 | Juliaca | Puno | Primaria | 3 hijas (35, 25, 18) | 5 |
44 | Rosa | 35 | Puno | Ilave | Universitaria | 0 | 3 |
45 | Clara | 53 | Puno | Ilave | Secundaria | 1 hija (28) | 3 |
46 | Mónica | 20 | Ilo | Juli | Técnico incompleto | 0 | 1 |
47 | Valentina | 49 | Yunguyo | Juli | Secundaria | 5 hijas (31, 29, 20, 12, 8) y 2 hijos (18, 15) | 4 |
48 | Amalia | 53 | Juli | Juli | Técnico superior | 2 hijas (24, 22) y 1 hijo (34) | 3 |
49 | Aída | 80 | Juli | Juli | Primaria incompleta | 2 hijas (no especificada) | 2 |
50 | Alba | 52 | Juli | Juli | Superior universitaria | 2 hijos (31, 29) | 5 |
51 | Eva | 48 | Juli | Juli | Superior técnica | 2 hijos (3, 14) y 2 hijas (15, 24) | 5 |
52 | Milagros | 81 | Juli | Juli | No precisa | 10 hijos (no especificada) | 3 |
53 | Ángeles | 47 | Juli | Juli | Primaria completa | 3 hijos (32, 28, 24) y 1 hija (27) | 3 |
54 | Violeta | 27 | Juli | Juli | Superior universitaria incompleta | 1 hijo (10) | 5 |
55 | Sara | 74 | Juli | Juli | Primaria incompleta | 3 hijos (53, 45, 38) y 2 hijas (43, 39) | 4 |
56 | Diana | 44 | Juli | Juli | Superior universitaria | 1 hijo (3) y 2 hijas (12, 19) | 4 |
57 | Elisa | 30 | Juli | Juli | Superior Técnica | 1 hijo (3) | 11 |
58 | Regina | 62 | Juli | Juli | Superior Universitaria | 2 hijas (23, 28) y 1 hijo (22) | 3 |
59 | Fabiola | 34 | Juli | Tacna | Superior Técnica Incompleta | 1 hijo (3) | 4 |
60 | Belén | 47 | Juli | Juli | Superior Técnica | 3 hijas (no especificada) | 3 |
61 | Estela | 45 | Juli | Juli | Superior Técnica | 2 hijos (13, 6) y 1 hija (23) | 4 |
62 | Gloria | 23 | Puno | Juli | Superior Universitaria Incompleta | 0 | 1 |
Las características sociodemográficas de las entrevistadas son importantes para el análisis. La mayoría tiene más de 40 años, lo que sugiere que están en una etapa del ciclo familiar donde las demandas de cuidado infantil han disminuido, ya que sus hijos son mayores. Esto les permite mayor flexibilidad para desarrollar sus actividades comerciales, en contraste con comerciantes más jóvenes.
Otro elemento destacable es el nivel educativo: varias entrevistadas tienen educación superior, completa o incompleta, lo que cuestiona una visión del comercio informal asociada con una actividad realizada por personas con baja escolaridad y destaca que en este trabajo no se aborda el caso de situaciones más extremas de precariedad económica en el mundo del comercio formal e informal. Optan por el comercio por su flexibilidad para articular ingresos y responsabilidades de cuidado, en contextos de limitadas oportunidades en el mercado laboral formal.
Los hogares, en varios casos incluyen más de cuatro miembros, evidencian redes familiares extensas que sostienen actividades comerciales y prácticas de cuidado.
Los circuitos del comercio y el cuidado
Los circuitos de las mujeres comerciantes son parte de múltiples movilidades que configuran los territorios circulatorios transfronterizos (Tapia Ladino, 2023; Tapia Ladino et al., 2017). La frontera se recrea cotidianamente, actuando como una “dialéctica de oportunidad” que combina dominación y oportunidades limitadas (Guizardi et al., 2020; Stefoni et al., 2023).
Los circuitos incluyen desplazamientos, ferias, capacidades y estrategias para atravesar las fronteras que dependen de condiciones institucionales, regímenes fronterizos, redes de soporte y tipos de mercancías (Garcés & Vilches Ogalde, 2023; Jiménez Palacios et al., 2019). Los circuitos articulan desplazamientos, lugares y lógicas de producción y reproducción; combinan condiciones estructurales, contextuales e institucionales del comercio informal, las fronteras y los sistemas de cuidado (Guizardi et al., 2021).
Los hallazgos se dividen en cuatro arreglos socioespaciales: hogar, punto de venta de productos, cruce fronterizo y lugar de abastecimiento. Cada arreglo articula, diferencialmente, prácticas de comercio y de cuidado. Esta división permite un análisis detallado sin perder de vista sus interdependencias como circuito para abordar los sistemas de cuidado en su espacialidad y temporalidad (Jirón Martínez et al., 2022) y mostrar la interdependencia entre prácticas económicas populares y cuidado (Babb, 2019; Jiménez Cala & Barbosa Gonçalves, 2023), sin negar las profundas desigualdades (Stefoni et al., 2023).
Hogar: demandas constantes a conciliar
El hogar está “atravesado por la intersección de múltiples ejes de diferencia y poder” (Magalhães, 2021, p. 11) y los circuitos transfronterizos forman parte de sistemas de cuidado (Gonzálvez Torralbo, 2013; Guizardi et al., 2021). Es importante repensar y problematizar la categoría hogar y la categoría privado en el marco de relaciones de interdependencia de actividades comerciales, sistemas globales de circulación de productos y movilidades transfronterizas (Schuster, 2022).
Los roles de género en el hogar y en el comercio implican prácticas de negociación y tensiones. El cumplimiento de los mandatos de género y responsabilidades de cuidado es continuamente problematizado por las entrevistadas. Para muchas de ellas, los hogares están atravesados por violencias e inequidades en la distribución de responsabilidades de cuidado.
Generar ingresos monetarios implica tensiones en los mandatos y roles de género y cuidado en el hogar. Valentina, de Puno (49 años), narra: “Yo tengo mucho trabajo y traigo plata igual [que mi esposo], ¿yo te voy a estar atendiendo? Tengo que cocinar, lavar, cuidar a mis hijos, ir a la reunión. ¡Todo yo voy a hacer! le dije ¿Para qué eres hombre?”. O Clara, también en Puno (53 años): “¡Ay, era bien difícil! Yo he sufrido harto, he llorado harto […] Tenía que hacer el almuerzo, limpiar, atender a los clientes, tenía que correr. No tenía un solo descanso”.
Las comerciantes desarrollan estrategias específicas de cuidado: la preparación anticipada de alimentos, la reorganización de horarios familiares y la coordinación con otros miembros del hogar, por ejemplo. Las redes de apoyo familiar son fundamentales, aunque no todas cuentan con ella. Por ejemplo, las comerciantes recurren a estrategias como servicios de “menús” o bien la delegación de la preparación del desayuno y el almuerzo a familiares, con el objetivo de manejar de manera más eficiente estas tareas cotidianas. Así lo relatan Pilar: “acá nomás almorzamos, no cocinamos, más práctico, cocinar da flojera, regresamos cansados [de las ferias]”, o Janet también de Puno
[mi madre] me ayudaba, “a ver ─me decía─, yo terminaré el almuerzo o yo hago hoy día el almuerzo, tú anda nomás” [...] Sí, me ayudaba en algunas tareas ¿para qué le voy a mentir? Pero tampoco le voy a obligar, es mi mamá, no es mi empleada.
El comercio es una alternativa de generación de ingresos e implica articular mandatos y responsabilidades. Celina, comerciante de origen puneño residente en Tacna, explica que frente a las posibilidades de trabajos precarios en servicios o como trabajadora del hogar, ella prefiere el comercio: “¿Por qué? Porque si vas a trabajar así en casa [trabajadora del hogar], tu hija va a estar abandonada. Pero si tú te dedicas a comerciante, entonces tu hija va a estar más cercana. Eso se merece”.
Los hijos pasan mucho tiempo con sus madres en ferias y recorridos. Los horarios del comercio son amplios, agotadores y con funciones muy variadas. Por ejemplo, las comerciantes se encuentran desde temprano en la madrugada hasta la tarde en días de semana que realizan la venta, pero la compra de mercadería implica movilizarse al menos todo un día.
Elena dice sobre su madre comerciante: “Era bastante sacrificio. Mi mamá cuando se iba a vender te abandonaba. Si tú preguntas a cualquier hijo de un comerciante, ‘¿Tu mamá ha estado contigo?’ te va a decir que no”. Josefina indica cómo desde niña apoyaba en la venta del negocio familiar, pues cumplía como espacio de cuidado: “Nunca hemos tenido esa niñez de ir a jugar, irte a divertir. Todo era el apoyo a mis papás. A mi mamá más en el negocio”. Las narrativas refuerzan estas ideas:
Siempre nos cargamos a la espalda al bebé, nosotros no necesitamos empleada. Acá estamos acostumbradas a lavar ropa a las dos de la mañana, luego estamos sacando bien hecho el desayuno o dejamos el almuerzo listito. (Regina, Juli)
Levantaba a mis hijitos, salía a vender desde las 3 a. m. [...] Llegaba a la casa a las 10 de la noche, hacía su cena, alistaba todo, lavaba ropa. Me amanecía lavando ropa [...] Siempre traté de hacer las cosas. Una mujer puede dividir sus tiempos. Yo no descansaba porque en casa era otro trabajo. Cocinar, limpiar, y tenía al papá que era una mochila, que me pesaba mucho, era como otro hijo. (Verónica, Tacna)
El comercio influye en gran parte de las decisiones del hogar. Para Adriana (Tacna): “yo sé sobre el comercio porque he vivido con eso, he crecido con eso, he estudiado con él, me he vestido, todo con el comercio”. Algunas entrevistadas aprendieron el oficio con sus madres en ferias, como Natalia, Verónica e Inés en Tacna. La historia de Inés sintetiza procesos de largo aliento y transmisión intergeneracional, al contar los múltiples soportes (tiempo, contactos, dinero, lugar de venta) y conocimiento (saber hacer) que le otorgó su madre.
No voy a poder, decía. Mi mamá dijo “acompáñame”. Fuimos a Arica [Chile]. “Acá tengo 10 dólares”. ¿Qué vamos a hacer? [le pregunté] “Esto te prestare ─me dijo─, vamos a comprar algo y lo vamos a hacer crecer”. Mi mamá es de pensar así. Ella compró corbatas por kilo. Como yo no tenía puesto, lo puso en su puesto y se vendió rápido. A la semana ya tenía multiplicado por 5 o 7 lo que invirtió. “Ahora sí me vas a devolver lo que te preste ─me dijo y continuó─, ahora esto hazlo crecer”. Pero yo todavía no conocía. “Vamos a pedir un fardo [paquete de ropa] para ti”. Como me faltaba, me prestó, ya lo vendimos y de ahí ya también se lo devolví y me quedaba poquitito. Pero siempre como me dejaba para el mercado, para cocinar. Me decía “si te sobra algo, eso guárdalo y cómprate algo que necesites”.
Las actividades comerciales son oportunidades, pero limitadas y vistas con cierta precaución por las entrevistadas al conversar sobre la posibilidad de que sus hijas continúen ese mismo camino. Al preguntar a Emilia (62 años, originaria de Desaguadero y residente en Tacna) si le gustaría que sus hijas también se dediquen al comercio:
No. Hay que madrugar, salir [a la calle], armar carpas. Si es posible, algún día tendrán esposo. Quizás algún esposo que no le guste, y quiere que le atienda a sus hijos. Entonces, en el comercio tienes que estar haciendo temprano, a las cuatro de la mañana. [...] No es fácil el comercio, pero sí se gana plata. Pero no desearía que ellas se dediquen. (Emilia, Tacna)
De manera similar, Rosa recuerda las palabras de su madre cuando evaluaba si continuar con una carrera profesional:
Yo me quería ir a trabajar, juntar mi plata y al año siguiente venir y postular otra vez. Pero mi mamá no me lo permitió, porque decía “te vas a acostumbrar a la plata. Te vas a quedar igual que tus otros tíos [...] como yo al negocio y ya. Y todo se va a perder”.
El hogar y las prácticas de cuidado se configuran y negocian junto a las demarcaciones que los circuitos y rutinas comerciales les exigen. Permite generar ingresos a los hogares, utilizados, por ejemplo, para financiar los proyectos educativos de los hijos. Independientemente de la magnitud de los ingresos (sean solo un ingreso extra o permitan formas de capitalización), se encontró constante tensión y negociación con los mandatos de género y roles de cuidado.
Las prácticas de cuidado no solo se constriñen al hogar, todo lo contrario, reflejan las negociaciones necesarias para el sostenimiento de la esfera pública del comercio de productos. Esta articulación continua entre comercio y cuidado muestra cómo el comercio, más que una simple actividad económica, es interdependiente con la organización social del cuidado, donde las mujeres constantemente negocian y adaptan sus prácticas para sostener ambas esferas.
Venta y las actividades de cuidado
La venta de productos es heterogénea y las comerciantes adoptan distintas estrategias durante la semana, así como durante su propia historia de vida. Para simplificar los resultados, las principales dinámicas de venta son: ferias móviles; mercados permanentes; puestos en galerías; y venta ambulante (véanse Figura 2 y Figura 3). Sin negar sus especificidades analizadas, por ejemplo, en estudios sobre ferias en las fronteras Bolivia-Brasil (Hernández Hernández & Loureiro Ferreira, 2017) Bolivia-Perú (Jiménez Cala & Barbosa Gonçalves, 2023), Tacna-Perú (Jiménez Palacios, 2019), Bolivia-Chile (Muñoz Valenzuela, 2020), destacan tres rasgos centrales de la articulación de la venta de productos con prácticas de cuidado: saber vender; la extensión de prácticas de cuidado del hogar; las redes entre comerciantes.
El “saber vender” es el conocimiento adquirido para generar ganancias y establecer vínculos, movilizado y practicado en la capacidad relacional de las comerciantes. Vender requiere construir complejas redes ─momentáneas y duraderas─ entre comerciantes y compradoras. Y, en algunos casos, con caseras (clientas habituales),4 quienes han sido bastante estudiadas en la región (Babb, 2019; Jiménez Cala & Barbosa Gonçalves, 2023) como parte de la extensión de sistemas de cuidado, relacionales, de afecto y confianza en el mercado y entre mujeres. Sobre el rol de las habilidades de venta, Celina señala:
No es la ropa sino cómo atiendes. Si estás sentado, callado, lo primero que te miran es la cara, cómo atender, tienes que ser “si caserita”, amable. “Acá hay modelos para ti”. Pero si tú estás “eso no hay”, ya no vuelven, los asustas. A mí me conviene que las señoras no tengan buen trato con las caseras [risas].
La perspectiva de venta de Celina contrastaba ampliamente con el trato a clientes ofrecido en las ferias más concurridas en Tacna y visitada durante el trabajo de campo. Por lo general, las comerciantes no se encontraban pendientes de la presencia del comprador en su puesto e incluso, algunas descansaban. Susana (Tacna) ejemplifica esta otra perspectiva: “A mí no me gusta ofrecer. Me preguntan, yo les respondo, no les ofrezco. Pero cuando me preguntan ‘¿qué hay casera?’, ‘esto’. Porque también así sienten que no hostigo porque allá atrás hay gente que te hostiga”.
El saber vender es establecer relaciones. Ello no niega el establecimiento de relaciones de competencia. No es lo mismo el vínculo entre comprador y vendedora no recurrente, que el vínculo en situaciones donde se pone en juego una atención especial, como en las caseras (clientas). Resulta fundamental tener la capacidad de lograr las ventas. Cada una con un estilo propio de vincularse en conversaciones que aseguren las ventas y, en otros casos, un vínculo que dé espacio de decisión a las clientas. La siguiente anotación de trabajo de campo en Puno refleja dicha coexistencia:
En los puestos de venta eran amables con los clientes. Cuando, por ejemplo, no tenían un producto, les decían “pero regresa tal día, ahí tendré” o cuando no estaban seguros les decían “ya, llévate a tanto” y rebajaban el precio. Cuando les cuestionaban si era buen o mal producto, en referencia a la calidad, les respondían a los clientes “¿cuándo yo he traído algo malo?”. Eso lo noté más en las comerciantes de puestos de venta (tipo tiendas), pero en las ferias también hay una competencia de precios. (Diario de campo, 14 de junio de 2023)
Figura 2.
Feria Cenepa (lugar de venta en Tacna)
Fotos: María Fernanda Barrios, 2023
Figura 3.
Feria de Juli (lugar de venta en Puno)
Foto: Aroma Calderón, 2023
La venta es una extensión de sistemas y prácticas de cuidado. Es importante resaltar la motivación de las comerciantes para dedicarse a estos trabajos. Destacan dos motivaciones. Por un lado, Celina, decidió hace dos décadas trabajar en el comercio pues el horario de trabajo lo manejaba ella, y eso le permitía dedicarse al cuidado de su hija. Por otro lado, Susana comenzó a vender ropa en la feria a partir del interés personal de su hija y Violeta comenta que el negocio le sirve como una ganancia adicional.
Las comerciantes se iniciaron en la venta en ferias por diferentes motivos: la necesidad de un trabajo que les brinde un rango horario “flexible”, aunque no sencillo, que les permita hacerse cargo de sus labores domésticas; y la necesidad de un trabajo que les proporcione una autosuficiencia económica para ellas y sus hogares. Las parejas no suelen participar regularmente, salvo ciertas ocasiones (ante la pérdida de empleo). Para la mayoría de entrevistadas es un proyecto individual liderado por la jefa de hogar, cuyos ingresos están destinados al sostenimiento familiar.
Los espacios de venta reflejan entornos en los que las responsabilidades de cuidado y las actividades económicas se entrelazan, por lo que constituyen redes densas de apoyo, solidaridad y conflictos. Estos lugares son reconocidos por su dinamismo y alta demanda de atención, por lo que las comerciantes recurren a sus redes de apoyo, como sus madres, para delegar temporalmente el cuidado de los hijos.
Después también mi mamá me ha ayudado, pues me ha apoyado bastante. A ella le dejaba […] Sí, pequeño, cuando tenía dos años, tres años, le dejaba porque no podía llevar al bebé, pues, porque yo vendía y vendiendo no se puede estar vendiendo y cuidando al bebé, porque el bebé camina, está gateando. Entonces, le decía “mamá, ya hoy día tú no vas a vender, no vas a salir a vender, ayúdame a cuidar”, así. Así también me ayudaba. (Manuela, Puno)
No obstante, esta estrategia no siempre es viable y muchas madres expresan la carga emocional y el deseo de estar presente en el desarrollo de sus hijos. Con lo que en diversas ocasiones optan por llevar a sus hijos, pese a las dificultades que ello conlleva. Así lo recuerda Celina al insertarse tiempo atrás en el comercio, acompañada de su hija, con ayuda de una amiga comerciante, y quien pasaba tiempo con su hijo en el negocio después de la escuela:
De aquí he cargado [a mi hija] a las cuatro en la mañana. Empecé como [comerciante] ambulante. Cuando eres ambulante es bien sufrido. [Mi hija dormía] en un cartoncito. Siempre me acuerdo, mi amiga me dijo, “pues ven aquí en este sitio, tú le colocas el sitio”. Entonces, tres de la mañana llegaba, y la hacía dormir. Mientras yo me arreglaba a las cinco, por ahí, ella se levantaba, le daba desayuno, y a las siete y media la llevaba al colegio. (Celina, Tacna)
Mi mamá lo traía aquí a la tienda. Yo pasaba más tiempo con mi hijo acá en la tienda. Mi mamá lo traía aquí en la mañana, como yo estudiaba, a la una lo veía aquí. Toda la tarde estaba con mi hijo. (Josefina, Puno)
Asimismo, los espacios sociales y políticos fundamentales en las dinámicas locales para el cumplimiento de las actividades comerciales, las cuales suelen encontrarse en situaciones de ambigüedad legal son las asociaciones:
[Los asociados] vienen de [varios lugares]. Ahora todo es asociación, no puedes ir fácilmente a un lugar. Si es lugar asociado te sacan, no te dejan sentarte. Las asociaciones tienen una cantidad de metros para sus socios. Ellos nomás se pueden sentar. Anual por metro al Municipio, pagamos por sitio [...] Cada asociación tiene una junta directiva. Tenemos carnet de comerciante. Tenemos ahorros, de eso se hacen préstamos, hacemos trabajar el dinero. Ponemos una cuota para determinada actividad y quedan residuos, eso lo juntamos. Tenemos reuniones y las tardanzas, las faltas se recaudan. Esa recaudación entra a préstamo [...] a 2%, 3% o 5%. (Diana, Puno)
Las asociaciones operan como una red de soporte, pero también para garantizar la realización de sus funciones. Estas organizaciones son las encargadas de establecer y coordinar, por ejemplo, cuotas que los comerciantes pagan para participar y asegurar su lugar en las ferias. Estas cuotas son gestionadas a través de estas organizaciones de comerciantes, lo que facilita la gestión de su actividad en los mercados y ferias.
Ilegal es. Sí, en la frontera sí tienen deber de quitar [la mercadería], pero acá adentro no se le quita. Siempre nos quitaban. Y acá, en federación, ahí la paramos. Con el coronel hemos hablado, con todo. Cuando estamos nosotros, yo también estoy en la junta directiva. (Emilia, Tacna)
Vivencias desafiantes del cruce fronterizo
Cruzar la frontera y circular mercadería implica posibilidades, necesidades y riesgos. Cruzar requiere cuidarse, pero también cuidar a las redes de soporte. En las narrativas, cruzar implica enfrentar dispositivos de seguridad nacional y límites territoriales, así como los desplazamientos amplios en y hacia esos límites. El cruce adopta múltiples modalidades: desde encargarse directamente hasta pagar a personas especializadas en el traslado a pequeña y mediana escala. Estas formas, no excluyentes, comprenden estrategias y aprendizajes y se diferencian por las rutas utilizadas y varían considerablemente en las dos fronteras.
Cruzar la frontera con mercaderías es un saber hacer práctico. “No sabía cómo se viajaba, cómo se traía mercadería, tuve que aprender muchas cosas”, señala Patricia de Tacna. Inés, 52 años, también de Tacna, relata cómo fue la primera vez que cruzó la frontera con mercadería:
Yo pasé solita. No sabía cómo traer mercadería, subí al bus, me vine con mis mochilas. La gente dice que hay que repartir [la mercadería], ¿no? Yo no sabía, cargué mi mochila, la puse en el carro, y me bajé en el control. Una señora me gritó “¿cómo no vas a saber? ¿no piensas?” Yo tenía poquito, dos bolsitas. “Debías bajar”, me dijo. Subí, estaba la aduanera, “Tienes que darme 20 dólares”, me dijo. “Yo no tengo 20 dólares” dije, solo tenía cinco dólares. Lo arreglé ahí.
Para las comerciantes que recién se van incorporando, tal como Norma (Tacna), o comerciantes ya establecidas, como Patricia (Tacna), es importante el relacionarse con otras comerciantes para aprender cómo cruzar. Las redes de soporte de la actividad comercial también operan como formas de cuidado. Además, cruzar requiere aprendizajes, los cuales se transmiten entre generaciones. Silvia, 59 años, tiene cuatro hijas, ¿Qué mercaderías vende? Se le pregunta.
Yo [trabajo] de todo. Traigo ropa de niños, lo que haya. [Desde la década de 1990 va a Arica una vez a la semana. Al inicio viajaba con su hija]. Siempre venía con mi hijita mayor, ella cargaba los secadores. Le decía: “no vas a pararte, te vas de frente, sin mirar a los aduaneros”. En ese tiempo tenía tres añitos y se paraba a media pista “¡Mami, ya pasé! No me quitó”. Se mataban de risa. Pasábamos así con todos los secadores cargados en la mochilita. (Silvia, Tacna)
Elena, su hija, recuerda: “me decía, caminas de frente y sin mirar atrás ni hablar con nadie”.
Al trasladar las mercaderías existe la posibilidad de perderla, recibir multas o hasta la deportación. Además, están las afecciones a la salud, especialmente físicas al realizar el transporte de la mercadería. “El riesgo es que nos quiten, perder tu capital, perder mi dinero” dice Verónica (Tacna), y también el resto de entrevistadas.
El cruce implica vincularse con funcionarios públicos y policías; y enfrentar dinámicas de discriminación institucional y verbal (Pastor Seperak & Chávez Vargas, 2022). Para las entrevistadas, los funcionarios actúan discrecionalmente y negocian. Pero la relación también se tiñe de múltiples violencias: “Los policías de Bolivia a veces [nos dicen] ‘¡estos perruchos!’” (Rosa, Puno). “‘Son rateros los peruanos’, dicen. ‘Aquí nosotros no somos rateros’, les sé decir, pero con uno he discutido ya, ‘no somos rateros, a mí me han robado en La Paz’, le digo” (Valentina, Puno). Estas situaciones suponen negociar con los funcionarios, como señala Valentina:
Ese pirotécnico sé hacerme quitar toda una caja [risas] con el policía […] Al frente sé pasar y el pirotécnico me (lo) saben quitar. Sé agarrarme de boca a boca con las aduanas y la policía, [y decirles]: “Mírenme bien, no soy narcotraficante, no soy ladrón para que me estén quitando. Yo he dado educación a mis hijos. Con esto doy educación. ¿Has nacido o no has nacido tú de una mujer? Y esa mujer te ha dado educación a ti y ahora por eso eres buen hombre. Ponte en los zapatos” [risas] Se gritar y sé sacármelos.
El traslado de la mercadería es usualmente camuflado por las comerciantes y con ayuda de personas que las acompañan, como Silvia, quien utiliza el interior de su bolso y la compañía de su hija. Otra estrategia es el reparto de mercancía y el uso del servicio de “paseros” en la frontera con Bolivia o “comisionistas” en Chile. Optar por este servicio depende de factores como capital disponible, contactos, regularidad en las compras, experiencias previas, tipos de mercaderías. También experiencias de decomiso que la llevaron a optar por el servicio de comisionistas.
Traje pura marca en mi bolsita y me sacó de mi cartera las 10 docenas. Como que no traigo todo, mando por la pampa. Yo me traigo en mi cartera, me voy y así me vengo, más seguro. Ellos [comisionistas] traen y sabrán cómo pagan, ¿qué harán?, no sé. La cosa que ellos traen. (Silvia, Tacna)
Optar por una comisionista o pasera o llevar una misma las mercaderías no es excluyente. Así lo relata Verónica: ¿cómo pasaba la mercadería? se le pregunta: “Pagando comisión. A veces me fajaba unos cuantos, pero soy nerviosa: yo me entrego al aduanero [risas]”. La relación con comisionistas y paseras se construye a lo largo del tiempo, y son relaciones que involucran la copresencia o son situaciones donde todo se organiza a través de mensajes de redes sociales. “En el terminal hay varias, se ofrecen para traer”, señala Verónica, y destaca “lamentablemente tienes que aprender a tener confianza, arriesgarte. Pierdes, pierdes. Pero gracias a Dios no he perdido mucho”.
Las fronteras se conforman de múltiples rutas, niveles de porosidad, control y repertorios. Esto marca una diferencia entre ambas fronteras. En la frontera entre Perú y Chile, los puestos de seguridad fronteriza en Tacna y Arica poseen mayor capacidad de fiscalización y control en comparación con las vías que conectan Perú y Bolivia. Pese a eso, en la frontera Tacna-Arica coexisten las rutas en las carreteras y vías asfaltadas con rutas de contrabando a través del desierto.
En la frontera con Bolivia existen rutas alternas y no formales, o la posibilidad de cruzar la frontera por rutas oficiales, pero sin ser detenidas (véase Figura 4). Pese a que el área de mayor cruce y uso para las comerciantes es Desaguadero, ellas también identifican otros puntos de cruce regulares o irregulares empleados principalmente por grandes comerciantes, que requieren vías para el paso de camiones y con distintos niveles de vigilancia y control. Las siguientes citas describen estas condiciones.
Solo dos veces he pasado por bote. Es que por bote no te controlan, puedes trasladar mercadería, celular, todas esas cosas. En cambio, por peatonal te quitan, los policías. (Eva, Puno)
Figura 4.
Cruce peatonal y por bote en la frontera Bolivia-Perú
Fuente: Aroma Calderón
De ese lado [camino de Huancané-Tilali a Bolivia] entra tanto seguro como no. Una vez que tú cargues toda la mercadería en el carro, porque de aquel lado vienen camiones, carros grandes. Entonces, en ese carro viene todo tipo de productos, desde víveres hasta televisores, todo. Ahí mandan como seis personas. ¡Te traen cantidades! En unas ganas, en otra pierdes. Así es, ese es el contrabando [...] Eso te lo hacen los grandes comerciantes. (Josefina, Puno)
Ay, señorita, yo quisiera que haya otra pandemia [risas]. Nosotros en la pandemia hemos sacado el golazo. Eso sí que ha sido, el vivo vive del sonso y el sonso de su trabajo. Me he ido a Bolivia, hasta a pie he entrado [...] Yo conozco todo bien, las carreteras fantasmas que dicen, yo sé por dónde ir, por dónde hay control, por dónde no. A eso se les llama ruteros [...] Yo sé todos los lugares [...] por algo soy rutera pues. Una rutera hasta el último hueco conoce. (Regina, Puno)
Comprar mercadería: cálculos, redes y recursos
Comprar mercadería “al otro lado de la frontera” articula la coordinación para acceder al capital económico, el saber hacer contactos en los lugares de compra y los conocimientos adquiridos en el tiempo. Estas prácticas ubican a las comerciantes en una red amplia de roles en los intercambios económicos y en la reorganización de los sistemas de cuidado. Las rutinas de abastecimiento de las comerciantes requieren planificación, tal como lo relatan dos entrevistadas:
A Desaguadero me iba a las 6 [a. m.] a más tardar y retornaba a esa hora también. No puedo dejar a mis hijos, tengo que llegar sí o sí por lo menos a darles su cena, ayudarles a sus tareas, en la mañana dejarles su desayuno. A las 4:30 ya estábamos preparando todo. (Diana, Puno)
Por ejemplo, preparaba el desayuno, el almuerzo pocas veces dejaba preparado y me tenía que levantar a la una de la mañana para poder hacerlo, y salía a las 2:30, estar en el terminal porque ahí nos venden a las 10 primeras personas. Entonces era bien desgastado, uno madrugaba. Además, la hora en Chile está dos horas adelantada, lo cual también es complicado. (Alicia, Tacna)
Las comerciantes equilibran las responsabilidades de cuidado de sus hijos con el abastecimiento de mercadería. Esto incluye, por ejemplo, garantizar la seguridad de sus hijos mientras supervisan las compras necesarias. Así relata Gloria (Puno), quien describe cómo su madre confiaba en las caseras o en las abastecedoras como parte de sus estrategias para gestionar estas demandas:
Generalmente nosotras las bolsas no las cargábamos juntas. Era difícil. Entonces, yo iba con mi mochilita, mi mamá iba con su mochila y con sus bolsas. Entonces, mi mamá decía “casera te dejo mi bolsa” y dejaba y a la pasada ya la recogíamos [diciendo] “ya casera, ya me llevo mi bolsa”. Cuando mi mamá tenía que ir a un lugar y yo me cansaba mucho para caminar, ahí era cuando mi mamá me dejaba donde esas señoras.
Además, los viajes de abastecimiento implican realizar labores domésticas en la madrugada antes de cruzar la frontera y en la noche al retornar al país. No obstante, ellas indican contar con apoyo en el cuidado de sus hijos. Alicia menciona el rol de su pareja en las labores de cuidado en su hogar: “En ese sentido el papá de mis hijos es quién se encargaba de llevarlos, traerlos y comprarles el almuerzo cuando no dejaba cocinado”. Carla señala el apoyo de familiares cercanos:
Lo dejo anticipadamente en Ciudad Nueva o hay veces voy después de dejar a mi hijito que entra a las 8 de la mañana y sale a las 12:30, le digo a mi hermano o a mi cuñada “al mediodía me lo recoges que me voy a Arica”. Me lo recogen y lo alimentan y cuando regreso a las 3 o 4 voy a su casa y lo recojo. (Carla, Tacna)
Similar a la relación que ellas establecen con clientes, las comerciantes adoptan el rol de “caseras”, lo que a su vez involucra establecer redes de contacto y relaciones continuas en el tiempo. Como comenta Ángeles (Puno): “Los que son negociantes ya tienen sus caseras y van a recoger nomás. ‘Tanto. Alístamelo’, le decimos a las caseras que ya conocemos de tiempo”.
Verónica (Tacna) resalta el rol de las comunicaciones en estas prácticas: “ahora todo por WhatsApp, o por teléfono, le llamo ‘¿Casero que tiene?’, ‘Tengo esto’, ‘le voy a mandar a una de mis amigas con el dinero’, y ya, pues, lo envían”. Construir estas relaciones toma tiempo, y suele vincularse con experiencias propias, pero también con contactos de redes familiares o amicales. Así cuenta Josefina (Puno): “como mi madre viajaba, yo he conocido a sus caseritas. Son personas bien tratables, pero cuando tú fallas con algo, ellos te responden de otra manera […] Ellos tienen un trato muy diferente”.
Para comprar mercadería al “otro lado”, las comerciantes movilizan un manejo del dinero que atraviesa los distintos momentos previamente descritos y da cuenta de la relación entre estos. Todas las entrevistadas señalan costear la mercadería con los ingresos que han tenido de otros trabajos o de la misma venta en las ferias. Estas estrategias económicas forman parte de procesos amplios, donde se ponen en juego no solo aspectos financieros, sino también culturales, sociales y de redes de soporte (Villarreal & Niño, 2016).
En este sentido, muchas entrevistadas en ambas fronteras trabajan bajo la siguiente figura: el “doble capital”. “Para el negocio se requiere doble capital” señala Ángeles (Puno) y explica:
Por ejemplo, traes algún producto, dejas a tu casera y la casera no tiene plata a la mano. Contra entrega no es y te dice “déjame” y ya tú con otro capital tienes que ir. Ya en la segunda vuelta regresas y recién te pagan [...] No es contra entrega hacer negocio pues.
El anterior ejemplo muestra cómo funciona el trabajo de comercio bajo el método del “doble capital”, que consiste básicamente en contar con dos capitales paralelos que se emplean a medida que se realiza la compra de mercadería. Las comerciantes no siempre podrán disponer de dinero para realizar la compra de su mercadería ya sea por, tal como en el ejemplo anterior, redes de familiaridad con sus compradoras que permiten el pago posterior, los propios riesgos del decomiso o cualquier imprevisto al trasladar las mercaderías.
Así lo indica Sonia (Tacna): “Esto se trabaja con doble capital. [...] Es que no pagamos impuesto o nada, cualquier parte no espera, gente viene a buscar o policía nos quita así, ¿con qué te levantas? Tienes otro capital”.
En estas relaciones y redes de soporte para realizar las compras de mercadería son importantes en ambos casos ─sobre todo en la frontera Perú-Bolivia─ los posicionamientos de mujeres en primer lugar, pero también el posicionamiento del aimara. Así lo describen:
Hablan aimara. A mí me ha sido fácil adaptarme. [...] Incluso bromean en aimara. Incluso al venirse de Desaguadero como que son puras comerciantes señoras hablan aimara. Qué te has comprado, cuántas docenas [...] O sea todo lo ven en aimara. (Violeta, Puno)
Sí, [el aimara] me ayuda. Nos hablamos, nos bromeamos a veces en aimara […] Cuando hablamos así, de este español, “¡ay esa sobrada!” así dicen porque no quiere hablar aimara. ¿Eso cuánto está?, esas cosas, rebájame. (Ángeles, Puno)
Se podría asumir que no es muy común el trabajo con bancos o cajas y préstamos por el carácter informal del trabajo de las comerciantes. Sin embargo, es muy fácil adquirir financiamiento con cajas y eso se pudo presenciar, por ejemplo, en el mercado al observar motorizados de Caja Arequipa recopilando datos de comerciantes para brindar préstamos. Pero esto no determina un solo medio de financiamiento, como en el caso de Alicia (Tacna) que señala que la mayoría de comerciantes trabaja con cajas, y el caso de Silvia (Tacna) quien explica el proceso de obtención de préstamos en cajas y bancos.
A veces llega la mercadería y no tienes efectivo para pagar la comisión y ellos necesitan 20 fardos, son 2 000 soles. Y con los prestamistas, una desesperada a 20% [de interés] en pandemia, me pasó. Me fui a Iquique, trayendo carteras, Iquique era más barato, ahora las cosas han cambiado. Cómo te puedo decir en qué forma ha cambiado, en Arica yo compro una paca a 300 dólares, pero en Iquique yo me compré a 150 dólares. Yo me traigo cinco pacas, yo me ahorro 500 dólares, con 500 dólares me voy a traer más fardos y por eso me iba de frente allá. A veces hay ofertas, yo me traigo ofertas porque hay cosas nuevas también. Y ahí es donde yo obtuve un préstamo con una tasa de interés de 20%. Aún me lamento y me pregunto ¿por qué pedí ese préstamo? Justo en la pandemia cerré esa mercadería y me quedé con ese prestamista, mira cuántos años. Me hizo pagar todo por tres años. (Silvia, Tacna)
Ir a comprar mercadería no solo requiere de recursos económicos. Es un proceso que involucra sostener extenuantes rutinas y relaciones sociales por medio de conocimientos y estrategias sobre las mejores maneras de gestionar y proyectar estos capitales sociales, culturales y económicos.
Conclusiones
En diálogo con estudios recientes (Jiménez Cala & Barbosa Gonçalves, 2023; Stefoni et al., 2023), este artículo demuestra que los circuitos transfronterizos de las mujeres comerciantes integran cuidados. Los cuidados no son una actividad adicional que deben conciliar con su trabajo, son parte constitutiva de cómo se organizan y funcionan estos circuitos. El presente análisis muestra cómo las prácticas de cuidado se entrelazan con la movilidad y forman una interdependencia (Jirón & Gómez, 2018) que define las estrategias de desplazamiento, redes comerciales, decisiones sobre rutas y tiempos, así como formas de cooperación.
Los hallazgos subrayan que la labor de mujeres comerciantes en las fronteras de Perú-Chile y Perú-Bolivia conforman circuitos multiescalares que integran redes y actores en una compleja interacción entre prácticas comerciales y sistemas de cuidado. Estos circuitos, analizados desde cuatro arreglos socioespaciales (el hogar, la venta, el cruce fronterizo, compra de mercadería), se traslapan en términos de las estrategias y conocimientos. Pero las condiciones de articular los sistemas de cuidado y las actividades comerciales varían, configuran sistemas extendidos de cuidado de sí mismas, el hogar y redes más amplias.
Los sistemas de cuidado, especializados y móviles, no dan cuenta únicamente de la extensión de tareas de cuidado en el hogar, sino también reflejan las condiciones de cuidado de las propias comerciantes, sus roles y vínculos como vendedoras o compradoras y durante cruces o compra de mercadería.
La metodología utilizada ha sido útil, aunque se requiere profundizar en lógicas de acompañamiento en campo para explorar cómo las prácticas de cuidado están articuladas a prácticas comerciales, tomando como referencia las dimensiones del Estado, mercado y otros actores.
Las fronteras analizadas forman parte de un espacio trinacional de circulación de personas y bienes, criterios simbólicos y de identificación, una compleja historicidad y redes de intercambio que establecen una economía popular. El artículo busca identificar las condiciones similares. Esto no quiere decir que no existan diferencias innegables, que en muchos casos configuran regímenes fronterizos diferenciados.
A partir de lo expuesto en este artículo, también se debe avanzar en el análisis comparativo, lo cual puede complementar y profundizar en las condiciones contextuales e institucionales de los circuitos transfronterizos del cuidado y el comercio, tanto en estas fronteras como en otros casos (Klopp et al., 2022; Solís Pérez et al., 2022; Wrigley-Asante, 2013).
Agradecimientos
El proyecto recibió el apoyo de la Dirección Académica de Relaciones Institucionales (DARI) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) en el marco del proyecto "Artesanos de la Unidad".
Agradecemos la revisión detallada de las tres personas evaluadoras anónimas.
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Notas
1 Todos los nombres son seudónimos, y las citas han sido editadas para mejorar la comprensión general, sin afectar la narrativa y sentido otorgado por las entrevistadas.
2 Aún no se llegan a equiparar a los niveles de ingreso previos a la pandemia.
3 Desde 2010, el combustible boliviano cuenta con un subsidio nacional, lo que contribuye a su importación ilegal hacia Perú (Puno).
4 Se realizan referencias a las caseras en dos sentidos: para referirse a las caseras de compra, es decir, las abastecedoras de mercadería; para aludir a las caseras de venta, que son las clientas de las comerciantes.
Manuel Dammert-Guardia
Peruano. Doctorado en sociología por el Colegio de México. Profesor e investigador del Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Líneas de investigación: estudios urbanos, estudios fronterizos, desigualdades urbanas. Publicación reciente: Dammert-Guardia, M. & Vega-Centeno, P. (2025). Comercio de calle y disputas por el espacio público en el centro de Lima (Perú): espacios temporalizados, negociación y vida cotidiana. Revista EURE-Revista de Estudios Urbano Regionales, 51(152), 1-25. https://doi.org/10.7764/EURE.51.152.02
Robin Cavagnoud
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María Fernanda Barrios
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Aroma Calderón Rojas-Sandoval
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