Artículo Estudios Fronterizos, vol. 11, núm. 22, 2010, 157-184

La historia de una colonia, un puente y un mercado. La Pulga del Puente del Papa en Monterrey


History of a colony, a bridge and a market. La Pulga on Puente del Papa in Monterrey


Efrén Sandoval Hernández* y Rodrigo Escamilla**


* ciesas–Programa Noreste.
Correo electrónico: esandoval49@yahoo.com.mx

** Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Nuevo León.
Correo electrónico: rfeg_14@hotmail.com


Artículo recibido en enero de 2010
Segunda versión recibida en agosto de 2010
Artículo aprobado en agosto de 2010


Resumen

Este trabajo es un aporte para el entendimiento de un eslabón de la economía global a partir de sus peculiaridades históricas. Se trata del caso de la Pulga del Puente del Papa, mercado ubicado en la ciudad de Monterrey. Sostenemos que este mercado forma parte de la “globalización popular”. Ahí se venden mercancías producidas en lugares distantes, usadas en otros territorios y reutilizadas por los consumidores locales. El objetivo de este trabajo es reconstruir el proceso histórico de formación de este mercado y demostrar que éste es un “dispositivo comercial” que actualmente persiste porque está inserto en la “cadena global de mercancías”. En este marco, reflexionamos sobre la conjunción entre procesos locales y globales a través de la frontera México–Estados Unidos. En el texto además de describir la historia de este mercado mostramos las características que éste tiene actualmente, y damos ejemplos de la dinámica comercial que abastece a la Pulga, la cual está ligada a la frontera y a circuitos globales de mercancías.

Palabras clave: frontera, economía global, cadena global de mercancías.


Abstract

This article contributes to the understanding of one the links of the global economy through a historical peculiarity: the “Pulga del Puente del Papa”, or flea market in the city of Monterrey, Mexico. This market is a case of “popular globalization”. merchandise manufactured in distant countries and utilized in others, is sold in the “Pulga del Puente del Papa”. to be reused by local consumers. The aim of this paper is to reconstruct the historical process of consolidation of this market, and to demostrate that it is a “commercial dispositive” that persists precisely because it is inserted into the “global chain of merchandise”. Within this famework, we ponder the interaction between local and global process across the Mexico–U.S. border. Not only do we trace the market’s history, we describe its principal characteristics and provide examples of the commercial dynamics and international circuits through which the “Pulga del Puente del Papa” is supplied.

Keywords: border, global economy, global chain of merchandise.


Introducción1

Actualmente es común reconocer que lo local y lo global no son categorías exclusivas y que lo local debe ser considerado como un aspecto de lo global (Beck, 1998). En este contexto, los científicos sociales que estudian la globalización reconocen la necesidad de considerar el aumento en el volumen y la velocidad de los flujos y de la interconexión entre localidades distantes (Kearney, 1995; Beck, 1998). Algunos aspectos de estas conexiones han sido estudiados por académicos de diferentes disciplinas y regiones haciendo énfasis en las consecuencias de la globalización en la concepción del mundo y las identidades (Robertson, 1994; Beck, 1998; Giddens, 2000; Ianni, 2002). Otros han hecho referencia a la cadena productiva global que congrega a trabajadores de diferentes orígenes que forman parte del mismo proceso productivo (Harvey, 1998; Reygadas, 2002).

En el contexto del aumento del flujo de mercancías a nivel global, investigadores como Tarrius (1995a y 1995b) y Peraldi (1999, 2001) han estudiado lo que Ribeiro (2008) llama la “cadena de distribución global de productos para el consumo masivo”. Para estos autores la globalización es un proceso que implica no sólo a las grandes compañías transnacionales sino también el desarrollo de un sistema global no hegemónico (Ribeiro, 2008) que tiene lugar al margen de eficientes sistemas económicos (Peraldi, 2001). Esta “globalización popular” (Ribeiro, 2008) o “capitalismo de hormigas” (Tarrius, 1995) está constituido por flujos de mercancías nuevas, usadas, no originales (copias) o contrabandeadas que a través de circuitos internacionales, legales e ilegales, son comercializadas en mercados populares que se encuentran mayoritariamente en los países pobres.

En México estos procesos han sido estudiados por Alarcón (2002) y Pérez (2007), quienes demuestran cómo las economías de barrios como Tepito, en el caso de la primera, y pequeños poblados y mercados de la Huasteca, en el caso de la segunda, están vinculadas con la circulación global de mercancías a través de flujos que van desde Asia, Los Ángeles, California y Laredo, Texas, hasta la ciudad de México, o, a través de un sistema nacional de recolección de ropa usada, desde las principales ciudades de Estados Unidos hacia McAllen, Texas, y luego hasta la Huasteca, en el centro de México.

Inspirados en lo que Wolf (1987) hizo en su trabajo sobre el surgimiento del capitalismo y la historia de las sociedades cuya importancia generalmente no es tomada en cuenta para explicar procesos globales como el surgimiento y la expansión del capitalismo, en este trabajo buscamos dar un aporte para el entendimiento de un pequeño eslabón de la economía global pero desde sus peculiaridades históricas locales. Se trata del caso de la Pulga2 del Puente del Papa.

El mercado del Puente del Papa, ubicado en la ciudad de Monterrey, forma parte de la “globalización popular” (Ribeiro, 2008). Ahí se venden mercancías producidas en lugares distantes, usadas en otros territorios y reutilizadas por los consumidores de este mercado. En esta pulga es posible adquirir un juguete, mueble, prenda de vestir, herramienta o aparato electrodoméstico (entre muchas otras cosas), que generalmente fue fabricado en Asia, utilizado en Estados Unidos y luego adquirido por un comerciante que lo ofrece a sus clientes en Monterrey.

El proceso histórico de formación de la Pulga del Puente del Papa puede ser descrito a partir de contextos locales tales como el poblamiento de la colonia, la segregación urbana, las crisis económicas, el comercio informal y la consolidación de las instituciones corporativizadas por el Estado; y para explicar su estado actual es necesario entenderlo como parte de un proceso global de circulación y comercialización de mercancías.

El objetivo de este trabajo es reconstruir el proceso histórico de formación del mercado del Puente del Papa y demostrar que su caso corresponde al de un “dispositivo comercial” (Tarrius, 1995) que actualmente persiste porque está inserto en la “cadena global de mercancías” (Alarcón, 2002). En este sentido, en este trabajo reflexionamos sobre la conjunción entre procesos locales y globales.

Consideramos que la conformación de un mercado como el del Puente del Papa se entiende tomando en cuenta la historia específica y concreta de la gente que lo fundó, y no sólo como una consecuencia del contexto económico nacional o internacional. La Pulga no es sólo un dispositivo para dar salida a las mercancías que sobran en los mercados de distribución formal (Peraldi, 2001), tampoco es una expresión de la manera en que los sujetos sucumben ante el mercado (Miller, 1999), por el contrario, expresa la habilidad de los grupos sociales para desarrollar actividades socialmente legitimadas (Ribeiro, 2008) de hacer economía y participar en el mercado global.

Durante varios meses de 2008 y 2009 se hizo un censo de mercancías y locales comerciales en el mercado, y se desarrolló el caso de algunos locatarios para conocer cómo se organiza la comercialización y de dónde vienen las mercancías. Se hicieron observaciones y se sistematizó la información recabada de tal manera que hoy tenemos la posibilidad de presentar algunos resultados.3 Además, durante el primer semestre de 2010 se llevaron a cabo estancias de trabajo de campo en McAllen y Laredo, Texas, para conocer cómo se organiza ahí el comercio mayorista y de mercancías usadas.4

Este artículo se organiza de la siguiente manera. En primer lugar presentamos el contexto general de la Pulga del Puente del Papa para posteriormente dar cuenta del proceso histórico de consolidación del mercado como zona comercial. Para ello, tomaremos en cuenta la historia de la colonia Independencia, del puente San Luisito y del comercio que los implica. En tercer lugar, evidenciaremos la diversidad de mercancías que se venden en este mercado y la conexión que éstas tienen con el flujo global de ellas a través de la frontera México–Estados Unidos. Finalmente, reflexionaremos sobre la importancia de explicar desde lo local la conexión global–local y de tomar en cuenta, para ello, la importancia de la frontera y de otros procesos e instituciones como la metropolización o la consolidación del estado.


Contexto del mercado

El mercado del Puente del Papa o Pulga del Puente del Papa está ubicado en el centro de Monterrey, en el lecho del río Santa Catarina,5 a la altura, al norte, de la calle Juárez, una de las más transitadas del centro por servir como punto de conexión de muchas rutas urbanas; al sur, este puente llega a la colonia Independencia, sector popular que existe como asentamiento desde la fundación de la ciudad en 1596. El mercado se encuentra debajo del puente que une a esta colonia con el centro de la ciudad y que es popularmente conocido como Puente del Papa,6 aunque oficialmente se llama puente San Luisito. A través de este puente peatonal y otros puentes para vehículos, la tradicionalidad de la colonia Independencia se conecta con la “modernidad” del centro de Monterrey (García, 2003:230).

De acuerdo con un conteo de locales que realizamos a lo largo de cinco meses, el mercado está compuesto por 1 236 locales fijos,7 sin contar aquellos conocidos como “islas”, ubicados en medio de los pasillos, y otros que se agregan en las temporadas de mayor afluencia de clientes, como la Navidad. Ahí se venden mercancías muy diversas, tal y como se muestra en el cuadro 1 antes de las conclusiones.

La diversidad y peculiaridad de las mercancías que se venden en el mercado es seguramente lo que lo distingue de otros en la ciudad,8 en este sentido, “quizá los oferentes no den un contrato o garantía, probablemente lo que la gente se lleve no sea nuevo, tal vez esté un poco sucio… pero la Pulga ofrece a sus visitantes una nutrida gama de productos” (s/a, 1993). Esto hace que los clientes también sean diversos. A pesar de la percepción que muchos habitantes de la ciudad tienen de este mercado y de la colonia Independencia (inseguridad, marginación, suciedad), entre sus clientes se pueden encontrar personas de diferentes clases sociales y edades. Muchas de ellas llegan en vehículos de reciente modelo, otros en transporte urbano y algunos caminando, como los vecinos de la colonia Independencia. Algunos clientes gastan hasta miles de pesos en aparatos electrónicos, muñecos de colección o el mueble de algún bazar. Otros buscan ropa, tenis o juguetes de marcas conocidas internacionalmente, pero usados y con precios bastante módicos. También hay clientes venidos desde el extranjero, por lo que no es raro observar a algún grupo de turistas americanos u orientales curioseando y tomando fotos en los pasillos del mercado.


La historia de un puente y una colonia

Históricamente, la colonia Independencia de Monterrey ha sido reconocida como el lugar de instalación de los migrantes. Aunque frecuentemente se hace referencia a que ahí se instalaron los indígenas tlaxcaltecas que acompañaron a los españoles en la conquista del territorio en donde hoy se encuentra la ciudad (García, 2003; Blanco, 2008), en realidad la composición o rasgos sociales y culturales de la colonia se explican más bien en relación con la llegada de los migrantes potosinos y zacatecanos hacia mediados del siglo XIX (Canales, 2008; García, 2003), y de otros migrantes de origen similar en las primeras décadas del siglo xx, los cuales se instalaron en la misma zona a lo largo del cerro conocido como Loma Larga (Neira, 1990), cuyas diferentes colonias algunos habitantes de la ciudad tienden a identificar como colonia Independencia. Y es que entre los años de 1940 y 1965, la ciudad de Monterrey quintuplicó su población.9 En buena medida esto se debió al arribo de personas provenientes de San Luis Potosí, Coahuila, Tamaulipas y Zacatecas, en el contexto de las grandes olas migratorias del campo a la ciudad que se vivían en el país.10 Estas fuertes olas migratorias contribuyeron a la metropolización de la ciudad.

La colonia Independencia adoptó su nombre actual en el contexto de los festejos por el centenario de la Independencia, en 1910, pero desde mucho tiempo atrás había sido conocida como el barrio de San Luisito, aludiendo al origen de la mayoría de sus pobladores. Esta es la razón por la cual el puente se llama San Luisito, aunque, como ya lo advertimos, la mayoría de la gente lo identifica como Puente del Papa.

Aunque ha sido y sigue siendo discriminada o segregada en el imaginario colectivo, la colonia Independencia “representa uno de los sitios de mayor tradición de la ciudad” (García, 2003:240). Actualmente en Monterrey, la colonia está ligada a los festejos del 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe, ya que dentro de sus límites se encuentra la Basílica de Guadalupe a la cual llegan cientos de peregrinaciones venidas de muy distintos rumbos del área metropolitana. Al respecto, Blanco (2008:252) menciona que la Basílica “es el punto más importante del territorio [de la colonia] y el único que es visitado por gente de toda la ciudad. Incluso actúa como referente simbólico de seguridad dentro de una zona percibida ampliamente como peligrosa”. Por su parte, Morado (1994:313) menciona que “indiscutiblemente, en ningún otro lugar del área metropolitana de Monterrey se detecta tanta devoción a la Virgen de Guadalupe como en la ‘Indepe’”, devoción que, según el autor, tiene que ver con las creencias religiosas de los trabajadores de la cantera y la minería, oficios que a finales del siglo XIX dominaban los habitantes de la colonia.

Dentro de su carácter como lugar “tradicional”, la colonia Independencia se distingue también por un “ambiente comercial permanente en muchas de sus calles, perceptible, por ejemplo, en los diarios ‘mercados sobre ruedas’ que se instalan primero aquí y luego más allá, por toda la colonia” (García, 2003:239), además de los diversos negocios como peluquerías, boticas, billares, cantinas, barbacollerías, carnicerías y cines hoy desaparecidos. De alguna manera, estas actividades han llegado a ser aportes de la colonia para la ciudad, y muchos de estos negocios son parte de la memoria de aquellos que actualmente viven ahí. Por ejemplo, Mendoza (2009a) menciona que desde la década de los años treinta, el surgimiento del cine como diversión tradicional había iniciado en la colonia antes que en el centro. El barrio tuvo sus memorables salas, entre las que destacan el cine Edén, después conocido como Azteca, el Principal, el México y el Independencia (Morado, 1994). Hoy muchos de estos edificios no existen, y otros han sido transformados en centros de reunión para cultos religiosos.

Parte de este perfil comercial de los habitantes de la colonia se puede evidenciar también a través de la historia del puente de San Luisito, que inicialmente la conectó con el centro, al otro lado (norte) del río Santa Catarina. Ya establecida la colonia Independencia como una zona importante de la ciudad por ser el hogar de trabajadores y sus familias, como un visitado centro religioso y un paseo dominical,11 los puentes han desempeñado un papel central para el desarrollo de esta colonia. Barrón (1946:191) asegura que antes de 1887, la comunicación con el barrio era a través de “vereditas marcadas entre la arena y el pedregal del lecho del río”. Seguramente con el aumento de la población y por tanto de los transeúntes que cruzaban el río, surgió el primer servicio que se prestó en el río Santa Catarina; se trata de algunos vecinos de la colonia que comenzaron a poner tablas para que la gente cruzara el paso del agua sin mojarse. Este servicio costaba “algunos centavos”, y si el caminante quería evitar mojarse, lo podía tomar.

Debido a lo arriesgado de estos pasos, los vecinos, con apoyo de las autoridades, construyeron en primera instancia un puente de madera “de unos cinco metros de ancho […] comunicando con él, las calles de Juárez y Querétaro, en atención a que el barrio tenía ya numerosos habitantes”. Este puente podría ser considerado como el primer antecesor del que conocemos hoy en día. El puente, hecho con cables de cáñamo, empezó a ser utilizado por comerciantes de ropa vieja, fierros y artículos usados, reduciendo el espacio para el tránsito de aquellos que lo cruzaban. Este puente fue destruido por la creciente del río.

En 1888, las autoridades decidieron reemplazar el puente por uno colgante que resultó deficiente y peligroso, por lo que los transeúntes preferían cruzarlo por debajo y los comerciantes a su vez, realizaban la vendimia a la sombra del mismo. Dos años después este puente fue sustituido por otro de madera, más resistente (foto 1) y tan ancho que daba paso a los tranvías y carretas jaladas por mulas que trasladaban a los visitantes hasta el santuario de la Virgen de Guadalupe. Como el puente era más ancho, un mayor número de comerciantes pudo establecerse. Esto provocó una mayor afluencia de gente de clases bajas que veían en este mercado un lugar para comprar a precios accesibles y distraerse con el espectáculo de las mulas que bajaban de la calle Querétaro jalando los vagones.

En 1903 el puente de madera fue destruido por un incendio. Ese mismo año el gobernador del estado, general Bernardo Reyes, lanzó una convocatoria para que se presentaran diferentes proyectos. Fue elegido el diseño de un puente–mercado del Ing. Jenaro Dávila y don Fortunato V. Villarreal, quienes propusieron un puente de madera soportado por cuatro grandes pilares de concreto y acero, techado, con locales comerciales en su interior. Desde que se inauguró en 1904 (foto 2), el puente fue ocupado nuevamente por comerciantes y se convirtió en “el más pintoresco, el más tradicional y más concurrido mercado favorito de los obreros, de la clase media y aún de las gentes adineradas” (Barrón, 1946).

Este puente–mercado sufrió daños en 1909 cuando sucedió la mayor inundación que se haya registrado en la ciudad. Al respecto, García (2003:238) menciona que aunque “la monstruosa corriente de agua no pudo tumbarlo, cubriéndolo hasta el techo, sí se registró algunos [sic] desperfectos en la parte sur…”, de tal manera que hacia el año 1946, el puente permanecía en mal estado, hecho que no impedía que albergara a al menos 18 comerciantes que ocupaban igual número de locales y vendían ropa, novedades, curiosidades mexicanas, carne, zapatos, sombreros y artículos de alfarería (Barrón, 1946:191).

Como ya mencionamos, en las primeras décadas del siglo xx la ciudad de Monterrey recibió a muchos migrantes venidos principalmente de los estados de San Luis Potosí y Zacatecas,12 muchos de los cuales se instalaron, seguramente ayudados por sus paisanos, en los costados de la colonia Independencia, expandiendo la mancha urbana sobre la Loma Larga y ampliando con ello el número de usuarios que necesitaban de este puente (y otros construidos posteriormente) para llegar al centro de la ciudad.13 Muchos de estos migrantes lograron colocarse como obreros en la industria de la ciudad, otros se instalaron ahí después de vivir alguna experiencia como braceros en Estados Unidos, y aunque no hay estudios que nos permitan afirmarlo, suponemos que muchos otros se insertaron en actividades económicas informales. En general, la expansión de la población en la Loma Larga forma parte importante del proceso de metropolización que la ciudad de Monterrey que comenzó a vivir a mediados del siglo pasado, proceso que sin lugar a dudas estuvo vinculado al desarrollo de nuevas y diversas actividades económicas y comerciales.


Y se hizo la Pulga

El puente San Luisito duró dañado varias décadas, tiempo en el cual la gente siguió cruzando por el cause del río para ir al centro de la ciudad. Para atravesar, las tablas siguieron funcionando como un servicio para evitar mojarse. Y en el cause del río se fueron instalando vendedores que ofrecían objetos recolectados en basureros: herramientas, artículos domésticos usados, zapatos, ropa, jarros, joyas, además de frutas, verduras y, como dicen algunos vecinos y comerciantes de hoy, “había muchos pajareros”. La venta de herramienta era abundante, y los vecinos explican, y deben tener razón, que esto se debía a que muchos habitantes de la colonia eran albañiles, mecánicos, obreros o tenían pequeños talleres, razón por la cual frecuentemente necesitaban algún tipo de herramienta o refacción.

Desde mediados del siglo xx, se fueron instalando también comerciantes en un terreno cercano a la esquina de las calles Querétaro y Moctezuma. De acuerdo con los actuales comerciantes, ahí vendían cosas usadas que la gente sacaba de los basureros de “las colonias acomodadas”, como licuadoras, planchas, relojes, zapatos. Además, se vendían jarros, chucherías, molcajetes, ollas, metates, sombreros, guaraches de suela de llanta, pozole, tamales, barbacoa, etcétera.

De acuerdo con información recabada, con el paso de las décadas el comercio fue consolidándose en el cruce de las calles Querétaro y Moctezuma a través de un mercado conocido como mercado Moctezuma, y se extendía desde mucho tiempo atrás con el extinto mercado Colón, que había sido creado al lado norte del río en 1876. El puente unía a los dos mercados y así siguió siendo a pesar de las remodelaciones, hasta que el mercado Colón fue destruido en 2004.

En 1976 fue inaugurada una nueva versión del puente San Luisito, construido con inversión del gobierno federal, estatal y municipal, con cemento, acero y tres grandes arcos que lo sostienen. Este puente no incluía en su diseño espacio para albergar a los comerciantes. Sin embargo, sus escaleras en el lado norte descienden a lo que entonces era el mercado Colón. Y en el lado sur, al crucero de Moctezuma y Querétaro.

Tres años después fue construido el mercado Díaz Ordaz justo en ese crucero. Esta construcción implicó reubicar a los comerciantes que se encontraban en lo que ya se conocía como mercado Moctezuma (cruce de Moctezuma y Querétaro). Desde 1971, estos comerciantes ya habían formado una organización, y para 1977 ya había sido fundada la Unión Sindical de Trabajadores Comerciantes de la Colonia Independencia, afiliada a la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM). Seguramente esto les valió para conseguir que el ayuntamiento les diera en comodato un terreno al otro lado de la calle Querétaro. Ahí, con tablas, algunos blocks y techos de lámina, los comerciantes levantaron sus locales. Éstos todavía existen, aunque ahora están construidos con materiales más resistentes. Ahí todavía se reparan y venden herramientas de todo tipo, principalmente usadas, se hacen soldaduras, se reparan ventiladores y todavía hay un comerciante que vende artículos que encuentra en basureros (conexiones, reguladores, controles remotos, básculas).

La construcción del mercado Díaz Ordaz, al cual hoy es posible tener acceso directamente desde el puente, debe ser entendida en el contexto de un aumento en el número de comerciantes informales en la ciudad y una política de reubicación de los mismos. Una vez abierto, en este mercado se reubicó a 400 comerciantes del centro de la ciudad (El Porvenir, 1979). El alcalde de Monterrey, César Santos, se refirió a la apertura del mercado y la reubicación de los ambulantes de la siguiente manera:

Hace muchísimos años esa porción de Monterrey que está en la Loma Larga dividida por el río, de orígenes distintos a los fundadores de la Ciudad, por haber sido poblada con personas que venían casi todas del Estado de San Luis Potosí, cuando empezaba Nuevo León a tener importancia industrial, que tiene sus especiales características, – estaba unido a Monterrey por un puente comercial. “El puente de San Luisito”, que en buena parte desapareciera en aquel tremendo y sangriento desbordamiento del río en agosto de 1909, con resultados catastróficos para Monterrey, quedó reducido a una parte pequeña que siguió teniendo una función comercial, pero cuando ya … [sic] fue objeto su canalización también desapareció. Con este proyecto se pretende volver a aprovechar el extraordinario flujo comercial que significa el paso del Río por la calle de Juárez, en la margen norte y la margen sur, y ligar el proyecto de que se trata con el actual Mercado Díaz Ordaz en la margen sur y el Mercado Colón en la margen norte […] Entonces se estima que de acuerdo con el anteproyecto que ya tenemos en la mano y con lo que se pueda aprovechar del mercado ‘Díaz Ordaz’, y además el mercado Colón, integrarlos a ese puente comercial que no es ninguna innovación, puesto que en Europa existen muchas Ciudades, con un extraordinario éxito.14

A inicios de los años ochenta, en el contexto de la fuerte crisis económica, los comerciantes reubicados en la calle Querétaro, es decir, los antiguos ocupantes del terreno en donde se construyó el mercado Díaz Ordaz, decidieron instalarse en la calle buscando tener mejores ventas. Poco a poco, entre 1983 y 1985, se fueron agregando más comerciantes venidos de otras partes de la ciudad, quienes se encontraban en la misma situación, es decir, buscando tener más ventas. Los comerciantes se instalaron sobre la calle Moctezuma hasta llegar a la calle Jalisco (tres cuadras), en el oriente, y después hacia el poniente hasta llegar a la calle Veracruz (dos cuadras). De esta manera, por primera vez en su larga historia, varias cuadras de la colonia se habían convertido en lugar de venta, y por primera vez también, no se trataba sólo de comerciantes de la colonia, sino de otros venidos de diferentes municipios del área metropolitana.

Además del número de comerciantes, también creció la cantidad y la diversidad de mercancías. Con la crisis parece haber aumentado considerablemente la llegada de la “fayuca”. En este contexto, además de frutas, verduras, fierros y herramientas, en la calle Moctezuma se vendían grabadoras, autoestéreos, bocinas y ropa usada venida de las pulgas de Laredo, San Antonio, Houston y Dallas. De acuerdo con testimonios recabados, para la segunda mitad de la década de los ochenta, los mayoristas de Laredo que habían logrado superar las crisis15 retomaron el rumbo gracias a los comerciantes mexicanos que al parecer tomaron como estrategia la venta de mercancía barata venida desde la frontera. Además, esta época marcó la llegada masiva de las mercancías asiáticas (mayoritariamente japonesas en ese momento) a través del puerto de Los Ángeles, California, que luego eran distribuidas a lo largo de la frontera con México gracias a la migración de comerciantes chinos que comenzaron a desplazar a los comerciantes judíos establecidos desde hacía décadas en el centro de ciudades como Laredo.

Los comerciantes de la Pulga viajaban entonces con cierta frecuencia, o aquel que viajaba luego le vendía a otros comerciantes que no podían hacerlo. Otras mercancías del mismo origen (“fayuca”) también eran conseguidas en otros mercados de la ciudad, como el Penny Riel, Reforma, Colón, y las visitas a las colonias adineradas en busca de basura continuaron, como hasta hoy.

Al respecto, el testimonio del comerciante Alberto, quien ha seguido los pasos de su padre en el Puente del Papa, es un ejemplo de esto:

[…] lo que fue el inicio del mercado abajo fue porque había un sobrecupo de puesteros aquí en las calles de Tlaxcala hasta casi llegar a San Luis por Moctezuma, que es la calle que ya desapareció prácticamente porque ahora es Morones Prieto […] era como un nivel más arriba y abajo estaba Morones Prieto y pues ahora quedó una sola avenida, ha desaparecido esa calle y hasta cierto punto de la colonia también porque más allá al llegar a Pío X, a la iglesia, en ese lado si está la calle.
Pero se supone que primero comenzaron a ponerse los fierreros con mantitas y mantitas ahí con fierros y cualquier tipo de artefactos, que fueron los iniciadores […]16


Ya la colonia Independencia había perdido dos calles cuando fueron inundadas en 1909. A inicios de los años noventa, el crecimiento de la ciudad invadía nuevamente a la colonia. La calle Moctezuma debía ser ampliada y convertida en avenida. Los comerciantes debieron mudarse nuevamente, junto con sus mercancías, sus mesas y “mantitas” que servían como techo o aparador. La tradición del comercio de la colonia Independencia debía dar paso a la modernidad de la avenida Ignacio Morones Prieto.

De acuerdo con Roberto, comerciante del Puente del Papa,

[…] esta calle se llamaba anteriormente Moctezuma (Morones Prieto) y aquí en la calle Querétaro y Moctezuma, comenzaron a instalarse comerciantes, hace como 22 años […] Estaba proyectada la ampliación de la calle Morones Prieto […] en 1991 […] el alcalde Benjamín Clariond hace la propuesta de irnos hacia el río, por la ampliación […] y aparte para que no haya riesgo para los comerciantes.17

Con los comerciantes ya organizados y adheridos al partido en el gobierno, las negociaciones les fueron más o menos favorables. De acuerdo con los dirigentes de la actual Unión de Comerciantes, para el momento de la nueva reubicación ya eran cinco las organizaciones de comerciantes, y en general ninguna estaba de acuerdo en que fueran reubicados. Pero el alcalde en turno hizo un ofrecimiento interesante. Consiguió, con el aval del gobernador, una concesión indefinida por parte de la Comisión Nacional del Agua para que los comerciantes ocuparan un terreno en el lecho del río, justo debajo del puente San Luisito.

Los comerciantes, unos 500, negociaron un número determinado de permisos y la posibilidad de tener servicios posteriormente. Además, el alcalde se comprometió a ayudarlos en su instalación. Así, la Pulga “nació allá por mediados de 1992, después de que el tradicional Mercado Moctezuma –que por muchos años se instaló sobre la extinta calle de la Independencia con ese nombre […]– fue reubicado por las autoridades […] en el lecho del Río Santa Catarina” (Cepeda, 1998). Llegaron ahí en un contexto en que las mercancías se habían diversificado y la cantidad de comerciantes había aumentado considerablemente.


Mercancías

De acuerdo con Cepeda (1998), en el Puente del Papa “se consigue lo inconseguible”, es el “templo de la cháchara, la fayuca y la piratería en Monterrey”, en donde el oficio de los comerciantes del Puente del Papa “es la venta de chuchería, principalmente. La chuchería es una revista de Selecciones de hace 30 años; un disco lp de los Beatles; un tornillo inconseguible; una pieza extraviada de la cámara fotográfica; un usado control remoto de televisión”. A diferencia de Cepeda, consideramos que el Puente del Papa ofrece más que chácharas, mercancías muy exclusivas y peculiares, destinadas en un cierto grado a clientes selectos como los coleccionistas, y otros que buscan reproducir a través de las mercancías su propia identidad, la de rockeros, la de jóvenes hip–hoperos, skatos, colombianos, cholos, otakus, la de lector de cómics, de fanático de Star Wars o de conocedor de antigüedades. Pero ¿por qué y cómo llegan hasta Monterrey estas mercancías? Para responder a esta pregunta nos habremos de apoyar en el diagrama 1. Al explicar dicho diagrama describiremos la manera en que la Pulga del Puente del Papa forma parte de los circuitos globales de mercancías.

De acuerdo con información recabada con los mayoristas de Laredo y McAllen, en China se producen dos tipos de mercancías para el mercado internacional, aquellas fabricadas bajo estándares internacionales y aquellas fabricadas sin cumplir con normas de calidad internacional. Las primeras son destinadas a las grandes compañías y marcas que distribuyen mercancías en el mundo, Nike, Wal–Mart, etc., mientras que las segundas se distribuyen a través de intermediarios o mayoristas en el mundo. Al dirigirse hacia Estados Unidos, las primeras entran por Los Ángeles y van directamente a los almacenes de las empresas, y las segundas (la mayoría de ellas) permanecen ahí y son ofrecidas por los mayoristas de la ciudad (que en realidad son de origen chino y coreano). Así, tenemos dos circuitos, uno al que llamaremos el del “menudeo” y otro al que llamaremos el del “mayoreo”.

El circuito del menudeo se bifurca muy pronto. Por un lado están las mercancías que los consumidores adquieren en los almacenes al menudeo, las usan y las desechan siguiendo generalmente dos caminos. El primero es el de la donación. En Estados Unidos hay asociaciones de beneficencia (como el Ejército de Salvación y las tiendas Goodwill, entre muchas otras) muy bien organizadas que se dedican a recolectar de manera sistemática ropa, juguetes, muebles, enceres domésticos, aparatos electrónicos y todo aquello que los consumidores norteamericanos desean desechar porque ya no sirve o ya no lo quieren. Estas asociaciones venden lo donado y con ello financian sus actividades. Otro camino que los consumidores norteamericanos pueden seguir para deshacerse de pertenencias que ya no desean es el sistema de las ventas de garaje. En Estados Unidos es muy común que una familia e incluso una asociación de vecinos se organicen para sacar al jardín de su casa todo aquello que ya no deseen y ofrecerlo en venta. En ese país incluso hay fechas establecidas en el año en que algunos vecindarios organizan estas actividades.

Los principales destinatarios tanto de las donaciones como de las ventas de garaje son los mayoristas de mercancías usadas. Estos mayoristas también adquieren mercancías acudiendo directamente a los grandes almacenes que desechan o rematan la mercancía que llega defectuosa o que no viene debidamente empacada desde Asia. Para el caso de la pulga de Álamo (Valle de Texas, cerca de McAllen, y Laredo), en donde compran muchos comerciantes de Monterrey, los mayoristas que ahí venden son originarios de San Antonio, Dallas y Houston.

Tanto a los almacenes de las asociaciones, las ventas de garaje como a los almacenes de saldos de las grandes compañías acuden pequeños comerciantes que, junto con los mayoristas de usado, venden en mercados conocidos como pulgas. Principalmente es ahí en donde se surten muchos comerciantes como aquellos que venden en el Puente del Papa, aunque éstos también pueden ir directamente a buscar mercancías a los saldos, ventas de garaje y asociaciones de beneficencia.

El circuito del mayoreo se basa principalmente en la labor del mayorista que se encuentra en Los Ángeles y de aquellos que se encuentran a lo largo de la frontera. Algunos comerciantes de Monterrey viajan eventualmente a China o a Los Ángeles, pero la gran mayoría de los que viajan a Estados Unidos se surten con los mayoristas de Laredo, que a su vez le compran a los mayoristas de California y a los fabricantes de China. Casi toda la mercancía que se distribuye por este circuito es nueva, barata y de baja calidad, ahí se encuentran chácharas, zapatos, ropa y múltiples enceres personales y domésticos. El comerciante de la pulga adquiere las mercancías en Laredo y las vende en su local en Monterrey o a otros comerciantes de la localidad, quienes finalmente la ofrecen al consumidor final.18

Así, en la Pulga del Puente del Papa se localiza muchas veces lo que sólo se puede localizar en las pulgas de Texas. No obstante, es cierto que 40% de los locales comerciales vende ropa nueva o usada. Buena parte de ésta, sobre todo la usada, proviene de las pacas que se comercializan en Monterrey y en la frontera de Tamaulipas y Texas. Generalmente los comerciantes de este giro, como los de algunos otros (juguetes, juegos de video, bazares, artículos deportivos, aparatos electrónicos, etc.), viajan constantemente a Reynosa, McAllen y Laredo para surtirse de mercancía en los almacenes de venta al mayoreo y menudeo (Sandoval, 2009) o en las pulgas. En el caso de la ropa usada, por ejemplo, McAllen “es el principal centro de distribución de ropa usada al norte de la frontera” (Pérez, 2007). Ahí la ropa es clasificada y compactada en pacas que después son abiertas en los tianguis de muchas ciudades de México. Esta ropa es recopilada a través de un sistema de recolección de ropa usada que funciona en todo Estados Unidos. Quienes no pueden cruzar la frontera, compran las pacas en Monterrey o en Reynosa. Así lo hace Hugo, quien viaja a la pulga de Reynosa para surtirse de pantalones Levi’s usados, de tal manera que su puesto en la pulga literalmente permanezca tapizado de pantalones.

En el mercado también es posible encontrar venta de videojuegos. De acuerdo con el testimonio del comerciante autodenominado Videogamergeralrocker,19 él vendía tenis y ropa en el mercado Moctezuma, aunque no le iba muy bien en las ventas. Hacia 1986, con la popularización de la consola Nintendo Entretaiment System y al ver que muchos clientes buscaban estos juegos, Videogamergeralrocker comenzó a dedicarse a la venta de estos productos.

Los locales de venta de videojuegos no son muy abundantes en el mercado (apenas llegan al 1% del total) y, a diferencia de los que se especializan en programas y juegos de computadora, que en su mayoría venden mercancía “pirata”, los productos de videojuegos y accesorios para consolas son originales de las marcas Nintendo, Sony, Xbox, Atari y Sega. Esto se debe en parte a que las nuevas consolas tienen chips de seguridad en su interior.

Videogamergeralrocker consigue su mercancía en cadenas de tiendas especializadas de videojuegos en Laredo y McAllen. Se trata de tiendas que cualquier otro consumidor puede visitar, como Gamestop, eb Games, Best Buy. Los viajes los realiza cada semana, los días miércoles, y también aprovecha para traer folletos de ofertas que estas tiendas ofrecen y así demostrar a sus clientes que él ofrece buenos precios.

Otra manera que este tipo de comerciantes tiene de conseguir mercancía es a través de intercambios con los clientes. Esto sucede cuando un cliente tiene un juego que ya “venció” o lo “acabó” o simplemente no le agradó y lo ofrece como pago de otro de la misma consola. El comerciante ve el estado del disco y si lo acepta, entonces pregunta cuál es el nuevo juego que le interesa al cliente. Dependiendo de la popularidad del juego que el cliente quiere llevar se establece el nuevo precio, de tal manera que el cliente sólo paga la diferencia.

Otro tipo de locales en donde se hacen intercambios son aquellos en que se venden juguetes coleccionables que generalmente son monos. Estos comercios llegan al 2% de los locales del mercado, distribuidos en diferentes sectores. Los clientes que son coleccionistas muchas veces pueden encontrar auténticas y valiosas piezas de diferentes franquicias de cine, deportes o literatura de cómics. Los juguetes que más abundan para colección son los de la Guerra de las Galaxias, ya que hay una vasta variedad de artículos concernientes a esta “saga”, como le llaman los conocedores.

Los juguetes de colección vienen en su mayoría de la frontera, de almacenes que se surten directamente desde Asia. Comerciantes como Paco, viajan cada semana a Laredo. Ahí se visita a diferentes mayoristas del centro, quienes ya conocen incluso cuáles son sus preferencias, le apartan mercancía o se la cuidan para que después un “fletero” la lleve hasta Monterrey. En ocasiones Paco llama a sus clientes desde Laredo, para saber si les interesaría un determinado juguete y si estarían dispuestos a pagar por él. El fin de semana, cuando la pulga se instala, el cliente visita el puesto de Paco, en donde puede encontrar todas las novedades que ha traído en la semana.

Otros comerciantes de juguetes se surten en la pulga de McAllen, en donde se pueden comprar muchos de estos juguetes usados. Además, algunos tienen conocidos en Estados Unidos, los cuales asisten a las convenciones de cómics en busca de productos coleccionables, existiendo el caso de algunos comerciantes que asisten ellos mismos a convenciones.20

Otra mercancía que es muy fácil encontrar en el mercado son los tenis. El 10% de los locales vende tenis, sean usados o nuevos. Varios de los locales más grandes del mercado ofrecen tenis a sus clientes. Algunos de estos locales son tan grandes que ocupan hasta siete locales individuales para conformar uno solo en donde los tenis se distribuyen de pared a pared, en muy diferentes diseños y marcas. De acuerdo con algunos testimonios, estos comerciantes consiguen los tenis usados en Estados Unidos y los nuevos en México a través de compañías que los distribuyen al mayoreo. Aunque la mayoría de estos puestos tienen modelos muy similares, hay algunos que se caracterizan por ofrecer modelos muy distintos principalmente por la combinación de colores.

El mercado del Puente del Papa parece distinguirse de otros mercados de la ciudad incluso en la venta de películas “pirata”. A diferencia de otros mercados y tianguis de la ciudad en donde la venta de películas “pirata” es algo generalizado, en el Puente del Papa abarca apenas al 1.5% de los locales. Pero ésta no es la única razón por la cual es diferente este mercado. Cuando uno visita estos locales, encuentra una amplia variedad que hace pensar más bien en las necesidades de un público selecto. Cierto es que es posible encontrar las películas que se exhiben en las salas de cine en el momento, pero sobre todo es posible encontrar películas de antaño de diferentes géneros (época de oro, norteñas, ficheras, musicales, infantiles, comedia) y orígenes (mexicanas, hollywoodenses),21 y que incluso no se pueden encontrar en las grandes cadenas de distribución de películas, como Sahari’s, Blockbuster o MixUp.

Además de las mercancías mencionadas arriba, en la pulga es posible encontrar también una buena cantidad de bazares de antigüedades que los comerciantes encuentran en bazares y pulgas de Estados Unidos o de otros sectores como la colonia Del Valle;22 hay también venta de estéreos usados para autos, aparatos electrodomésticos usados, computadoras o dispositivos para éstas, herramientas, artículos deportivos como caminadoras, cascos y hombreras para futbol americano, todo lo necesario para practicar box, béisbol y hasta golf, bicicletas estacionarias y con ruedas, patines para hielo, patinetas, equipos para campamento y un largo etcétera. Casi todo usado(Foto 3).

Otros comercios más especializados son los destinados a la venta de trenes eléctricos, cámaras fotográficas e instrumentos de defensa personal y campismo. Otros venden artículos para mascotas u ofrecen servicios como masajes, corte de cabello, diseño y pintura de bicicletas, motos y partes de autos. Hay un local que vende espadas de fantasía tipo medieval y otro que vende sólo condones (véase cuadro 1).23


Conclusión

La Pulga del Puente del Papa forma parte de la “cadena global de mercancías” (Alarcón, 2002). A través de ésta, este mercado funciona como un escape para muchas mercancías que fueron desechadas por el gran mercado de Estados Unidos o por los consumidores que las desechan después de haberlas usado.

De acuerdo con investigadores como Peraldi (2001), estos mercados funcionan como un último circuito que permite la excesiva e innecesaria producción masiva, de tal manera que, al ser insuficiente el mercado formal, los distribuidores de estas mercancías cuentan también con la existencia de lugares como el Puente del Papa, en donde es posible encontrar las mercancías defectuosas o aquellas que pasaron de moda y no fueron adquiridas por nadie en las vitrinas de los grandes almacenes. Éstas son las mercancías que los mayoristas de usado y algunos comerciantes suelen adquirir en los almacenes de saldos de las grandes tiendas como Sears, Wal–Mart, etcétera.

Pero estos circuitos son los lugares en donde una población excluida del gran mercado tiene acceso a las mercancías codiciadas dentro del mismo. Así, para algunos esto es una especie de democratización del mercado en medio de un sistema que funciona más bien bajo una lógica de exclusión, al que cientos de miles subsisten de manera alternativa (Tarrius, 1995), a través de formas de economía que, como tales, son legítimas, a pesar de que muchos se empeñen en calificarlas de ilegales e informales, de dañinas para el Estado y la sociedad (Ribeiro, 2008).

La creación de la Pulga del Puente del Papa y la perpetuidad del comercio en el río Santa Catarina, en el puente San Luisito y en la misma colonia Independencia, muestra cómo los excluidos del mercado pueden reproducir formas de economías diferentes y funcionales. En la Pulga, todavía existe el trueque, y es posible la negociación cara a cara, el crédito, el apartado, el encargo, la confianza. Todo sucede a la palabra, sin mediación de facturas, recibos, pagarés o contratos.

Pero la subsistencia de este tipo de mercados no sería posible sin dos elementos que debemos considerar también en el marco de las relaciones global–local. La primera es la vinculación entre comercio y prácticas políticas de tipo corporativas. Los comerciantes se adhirieron a una estructura sindical que les da protección, que les permite negociar, ser escuchados y les da la posibilidad de recibir unos servicios a cambio de otros. La pertenencia al sindicato, pero sobre todo el tipo de relaciones que se dan dentro de éste y la misma función que cumple, son un rasgo local muy importante para el sostenimiento del mercado como un eslabón en el circuito global de las mercancías. Aunque en este trabajo no se desarrollan las peculiaridades de la unión de comerciantes, es un aspecto importante para tomar en cuenta al estudiar este tipo de vínculos global–local.

El otro elemento que no hay que olvidar aquí es la frontera internacional. Esa frontera que marca desigualdades económicas impresionantes y que sirve como motivo para que ciertas mercancías sean codiciadas y aceptadas aún y cuando estén usadas. Reflexionar sobre lo que esas mercancías significan para los clientes es materia de otro trabajo que sería bastante interesante, aquí sólo podemos decir que el comercio transfronterizo atestigua y al mismo tiempo reproduce la desigualdad entre dos economías, que, paradójicamente, son fuertemente interdependientes, de tal manera que la economía de un comerciante de la colonia Independencia está fuertemente vinculada a la de un comerciante de la frontera texana, quien cada semana hace llamadas y encargos en lugares tan lejanos como Los Ángeles o la ciudad de Fujian, en China.

Precisamente porque la frontera está ahí es que en el diagrama 1, presentado páginas atrás, el comerciante aparece junto con otros actores que son necesarios o que actúan debido a la presencia de la frontera. Así, el comerciante necesita del “pasador” o contrabandista, que cruza medianos y grandes volúmenes de mercancías de norte a sur de la frontera gracias a sus acuerdos con uno o varios oficiales aduanales. Pero en el contexto actual ha surgido un nuevo actor que está ahí precisamente porque la frontera funciona también como un obstáculo. Los cárteles, encargados de organizar el flujo de mercancías (droga) hacia el norte más allá de la frontera, participan ahora de este comercio extorsionando a oficiales aduanales, pasadores y comerciantes, e incluso organizando el flujo de algunas mercancías que hoy se distribuyen en mercados populares del país. Los comerciantes se topan ahora con esta nueva realidad fronteriza que los afecta a ellos al igual que a los mayoristas norteamericanos que aducen estar viviendo una crisis peor que aquellas debidas a las devaluaciones producto de la baja afluencia de comerciantes mexicanos. Temerosos por las extorsiones y los asaltos, diferentes estrategias son seguidas ahora por los comerciantes. Viajan menos, manejan menores volúmenes de mercancía, cambias los lugares de venta. La realidad local empieza a modificar, nuevamente, la configuración de un comercio global–local.


Bibliografía

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Notas

1 A lo largo de este artículo desarrollaremos el caso de la Pulga del Puente del Papa. Aunque en el texto se habla de este mercado como si aún existiera, es necesario decir que los días 10, 11 y 12 de marzo de 2010 marcaron la trayectoria de este lugar, pues la crecida del río Santa Catarina se llevó, junto con otras infraestructuras urbanas, la estructura del mercado y la mercancía que ahí se encontraba. Decidimos hablar en presente de la Pulga pues actualmente los comerciantes realizan negociaciones para volver a instalarse, cosa que vemos muy probable. En este sentido, la Pulga continuará perpetuando la tradición del comercio en la colonia Independencia de Monterrey.

2 No hemos encontrado una razón por la que a ciertos mercados se les llama “Pulgas” en varios países del mundo. En general consideramos que se trata de mercados que, al menos en su origen, se caracterizan por vender objetos usados. En este texto usaremos indistintamente los términos Pulga y mercado.

3 El proyecto fue financiado por el Programa de Mejoramiento del Profesorado (Promep) de la Secretaría de Educación Pública (SEP). El grupo de trabajo fue dirigido por el Dr. Efrén Sandoval e integrado por Rodrigo Escamilla y Citlalli Ledezma (Universidad Autónoma de Nuevo León), Fernando Bruno y Bastian Vincent (Universidad de Provence).

4 Dichas estancias formaron parte de la investigación “The marketing of ‘Made in Asia’ merchandse at the Mexico–US Border: The case of the wholesale stores in Laredo and McAllen”, que fue financiada al Dr. Efrén Sandoval por el Programa de Académicos de la Frontera de las Becas Fulbright–García Robles. Como parte de esta investigación fungió como institución huésped el Department of Latin American Studies de la University of Texas Pan American, instituciones a las que se agradece ampliamente el apoyo brindado.

5 Este río es de temporal y por él sólo corre agua a lo largo de un canal angosto prácticamente sin profundidad, exceptuando las extraordinarias ocasiones en que la lluvia abundante hace que este canal se desborde y llegue incluso a desbordarse el río. Que este río sea de temporal ha hecho que durante siglos la gente haya cruzado caminando a través de diversos senderos formados entre las piedras y la hierba.

6 Es conocido así debido a que en 1979, el Papa Juan Pablo II ofició una misa desde el puente, dirigiéndose a miles de personas apostadas a lo largo del río Santa Catarina (Aviña, 2009).

7 El número de locales es aproximado. Es muy difícil conocer exactamente cuántos son pues varían de semana a semana y también dependiendo la época del año. Además, existen locales de diferentes tamaños y formas, lo que complica su contabilidad.

8 Además de la Pulga del Puente del Papa, en el área metropolitana de Monterrey existen otras pulgas como Penny Riel, Mitras y Río. Sólo en el Puente del Papa se venden mercancías usadas y sólo algunos tianguis de la ciudad pueden superar a la Pulga del Puente del Papa en venta de ropa usada.

9 Al respecto ver Sandoval (2008).

10 Al respecto ver Zúñiga (1995).

11 La colonia se encuentra asentada en el cerro conocido como Loma Larga. Todavía a mediados del siglo xx, algunas familias acostumbraban a hacer días de campo en la parte alta de la Loma.

12 Al respecto consultar el estudio clásico de Balan et al. (1977).

13 El primer puente en conectar a la colonia con el centro fue San Luisito, del cual damos más detalles en este texto. Este puente fue construido por primera vez muchas décadas antes que otros para autos que también unen al centro con la Loma Larga (en donde está, entre otras, la colonia Independencia) en la rivera sur del río. De hecho, el primer puente para autos que fue construido sobre el río es el de la avenida Pino Suárez, en 1952, el cual desemboca directamente en la colonia (El Porvenir, 1952). Un año después se inauguraron cuatro puentes más, uno de los cuales, el Zaragoza, unió a la colonia con la calle de ese nombre, en donde se encontraba entonces el Palacio Municipal. Cabe destacar que la ubicación de la colonia Independencia es justo frente al centro de la ciudad, excepto que al otro lado (hacia el sur) del río Santa Catarina. De los puentes que actualmente unen a la Loma Larga con el centro, el de San Luisito es el único que sigue siendo peatonal. Incluso, hay otros puentes, como el que llega a la calle Cuauhtémoc, que no cuenta con banqueta en uno de sus lados y aún así sigue siendo usado hoy en día por peatones, ciclistas y comerciantes ambulantes que a pie o en triciclos lo cruzan por la orilla, desafiando el paso de autos y camiones urbanos.

14 Acta de cabildo. Del 12 de febrero de 1980, en el fondo Actas de Cabildo, Archivo Municipal de Monterrey.

15 Entre los mayoristas se dice que a causa de las devaluaciones del peso mexicano, muchos cerraron sus negocios o redujeron el número de éstos, otros pagaron a sus proveedores cediendo locales junto con toda la mercancía que se encontraba en su interior, e incluso hubo algunos suicidios.

16 Entrevista a Alberto realizada por Citlalli Ledezma, 7 de enero de 2009.

17 Entrevista a Roberto realizada por Fernando Bruno, 2 de marzo de 2009. Al respecto ver Bruno (2009).

18 A esta descripción de los flujos de mercancías se puede agregar otro flujo que no fue considerado para el caso de la pulga. Se trata de la ropa usada, la cual mayoritariamente viene del noreste de Estados Unidos y de las principales ciudades del país a través de un sistema bien organizado de recolección. En Hidalgo y McAllen, Texas, se encuentran los mayores almacenes de venta de ropa usada de Estados Unidos. Sus principales clientes son intermediarios y comerciantes de México que venden ropa en tianguis. Sobre el caso de la ropa usada ver el trabajo de Pérez (2007). También es necesario agregar aquí que, a diferencia de lo que pasaba hace varias décadas, cuando la mayoría de los productos (perfumes, ropa y adornos para el hogar) que vendían los mayoristas de Laredo provenían de Nueva York y Europa, hoy todavía existen algunos productos que siguen esta ruta, tales como los perfumes y algunas prendas de vestir. Sin embargo, en términos de volumen, estas mercancías son las menos en un mercado como el Puente del Papa.

19 Entrevista a Videogamergeralrocker realizada por Rodrigo Escamilla, 18 de enero de 2009. El comerciante solicitó ser reconocido de esta manera.

20 Diario de campo de Rodrigo Escamilla, 29 de noviembre de 2008.

21 Por ejemplo, hay películas como las llamadas “western” de la década de los años sesenta y setenta. Estas películas tuvieron su auge en esos años, y en ella se encontraban actores como Clint Eastwood y Charles Bronson. Además de este género, se encuentran las llamadas “espaghetti western”, producidas en Estados Unidos y filmadas por Sergio Leone, Lucio Fulci, Sergio Solima. Ejemplos de ellas son El bueno, el malo y el feo, Por unos dólares más y Érase una vez en el oeste.

22 Una colonia de un sector económicamente privilegiado, Diario de campo del 13 de junio de 2009, Efrén Sandoval.

23 Diario de campo del 14 de junio de 2009. Rodrígo Escamilla.