Reseña bibliográficaEstudios Fronterizos, vol. 17, núm. 33, 2016, 263-567

Guillermo Ibarra  Escobar. (2013). Trabajar en tierras lejanas. Vidas mexicanas en Los Ángeles. México: Universidad Autónoma de Sinaloa y Juan Pablos Editor, 396 pp. ISBN 978–607–711–187–0


Ernesto Sánchez Sánchez*


* Universidad Autónoma de Sinaloa, Facultad de Estudios Internacionales y Políticas Públicas, México.
Correo electrónico: ernestoss@uas.edu.mx


La importancia de estudiar la migración cobra cada día más pertinencia dentro de las ciencias sociales. México como país receptor, expulsor y de tránsito de migrantes ha generado que los estudios sobre migración sean de carácter diverso, multidisciplinario. Los estudios sobre migración mexicana, han arrojado una importante información de corte no sólo sociodemográfico, sino también, económico, social y antropológico. Los importantes hallazgos e información recabada han permitido que se entienda la migración como un proceso complejo, cambiante y heterogéneo. La información coincide en resaltar desigualdades económicas y sociales entre ambos lados de la frontera, la incorporación creciente de migrantes con diferentes perfiles socioeconómicos, así como los cambios en los lugares de origen y destino, trastocando la fisonomía de las regiones migratorias.

En los trabajos anteriores sobre cuestiones migratorias, que por poco más de un lustro investigó Guillermo Ibarra, se mostraba, a través de diferentes métodos y técnicas de investigación reforzados desde una perspectiva teórica crítica, cómo la dinámica del proceso migratorio se enmarcaba en las contradicciones del proceso de producción capitalista, y presentaba a la región de Los Ángeles, California —mediante la caracterización de una ciudad–región–global— inmersa en cambios en la reestructuración económica, social y urbana que funciona como una metrópoli multicultural, policéntrica, sustentada en una economía flexible y vulnerable, en la cual se podría decir se amoldan perfectamente un importante flujo de migrantes, no sólo de origen latino, que funcionaban como un ejército industrial de reserva.

Durante el trabajo de campo en el año 2000, en el Sur de California encontró como los inmigrantes mexicano se adherían a las condiciones de pauperización y exclusión en Estados Unidos, y esto se podía apreciar más allá de los datos estadísticos, de allí la importancia de narrar no sólo las experiencias migratorias, sino también parte de la vida de los migrantes, que permite ver las relaciones sociales y familiares que estructuran las biografías del trabajador migrante (Ibarra, 2005).

En este sentido, es interesante resaltar cómo dentro del estudio de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos las posturas metodológicas y de investigación —siempre bajo un esquema de rigurosidad científica—, arrojan información que muestra la situación social y económica en la que se mueve el migrante, pero también es necesario ver atrás del dato, descifrar la enorme cantidad de datos estadísticos, que si bien es importante crear e interpretar, muchas veces no permite ver qué historia tienen, quién está atrás de ese número, quién sirve para reafirmar todo un marco teórico conceptual que se crea en el ejercicio académico, es decir, quién es la gente, qué hace, cómo dinamiza ese proceso migratorio; qué piensa, qué visión tiene ante la vida, cómo ve él su realidad. Esto, entre otras cosas, por la misma dialéctica de un proceso social, obliga a un análisis imaginativo y diferente, pero real sobre los migrantes, es decir, proponer y ejecutar estrategias metodológicas que permitan optimizar y encontrar nuevas interpretaciones de este proceso social que es la migración.

Jorge Durand (1996) en su obra El norte es como el mar, mostró la riqueza de dar voz a los migrantes, contar su experiencia migratoria y a partir de ello sacar nuestras propias conclusiones sobre lo que vive el migrante. Este mismo ejercicio, que surge a partir de un proyecto de investigación sobre desarrollo regional y migración, y que muestra una consolidación colectiva sobre estudios de la migración en Sinaloa, lo observamos en la obra de Guillermo Ibarra Escobar; Trabajar en tierras lejanas. Vidas mexicanas en Los Ángeles.

La pertinencia de esta obra recae en las miradas multidisciplinarias del fenómeno migratorio en Estados Unidos. Desde hace tres lustros los estudios de la migración en Sinaloa han encontrado diversos hallazgos que se suman a la riqueza en información e interpretación de la migración. Ibarra Escobar, como uno de los pioneros en los estudios contemporáneos de migración en Sinaloa, ha ofrecido, a través de sus hallazgos en diferentes obras de su autoría, una postura crítica y multidisciplinaria, transitando desde temas esencialmente económicos, como los mercados de trabajo globales y la geografía económica de la migración, hasta cuestiones que pudiéramos enmarcar dentro de la antropología económica.

Trabajar en Tierras lejanas, no persigue como objetivo central analizar la migración de latinoamericanos hacia Estados Unidos bajo la tradicional perspectiva de mostrar datos de corte cuantitativo o cualitativo. Lo que encontramos aquí es la experiencia migratoria como unidad de análisis, es decir, parte de la biografía del migrante sirve como análisis de un contexto histórico, en donde se describe el espacio temporal, el lugar, la trayectoria, las relaciones que se van entretejiendo, y es esto lo que hace interesante el libro; cómo la experiencia migratoria denota consecuencias y condiciones humanas; cuestiones familiares, personales, económicas y culturales de la migración. Este es uno de los objetivos de la lectura de la obra, en la que el propio autor, propone hacer justicia, llevar voz y que a su vez nos permita ver el alma y la condición humana del migrante.

Conocer las historias de los migrantes, nos hace no sólo comprender y reflexionar la realidad migratoria latinoamericana en Estados Unidos, sino que posibilita ejercitar, una y otra vez, interpretaciones sobre parte de la biografía del migrante, estableciendo y readecuando nuevas significaciones en torno a su cotidianidad. Podría decirse, que durante su lectura, nos preguntamos y contestamos qué significa migrar, dejar la familia y el terruño; cómo se percibe la vida laboral, qué sentimientos (muchas veces encontrados) se comparten con los compatriotas o con otros migrantes y nativos. De esta manera, el narrar parte de la vida del otro, invita a cuestionar y redefinir posturas hipotéticas en el quehacer de la investigación, las cuales se redefinirán continuamente, y más cuando se esquematizan a partir de valores, idiosincrasias y perspectivas personales. Esto último coadyuva a la pertinencia de la obra de Ibarra, en la cual se presenta la riqueza de la investigación y técnica cualitativa a partir de trayectorias y biografías migratorias. Así pues, a través de los testimonios de los y las migrantes observamos el significado personal de los fenómenos sociales, la migración, la inserción laboral y la convivencia cotidiana en una región multicultural.

La forma en que son presentados los testimonios nos remiten a lo planteado por el sociólogo norteamericano Charles Right Mills, que recomienda ordenar un conjunto de notas o información para el archivo de investigación y a partir de ello, detectar las ideas marginales que muestran nuevos senderos de análisis, surgiendo nuevos tópicos o ampliando los que ya se tienen, es decir, a partir de la imaginación sociológica; en la que se desarrolla la capacidad de distinguir, elaborar y crear una opinión propia e inteligente de la sociedad y sus componentes, encontramos algo novedoso.

De manera similar, en el trabajo de Guillermo Ibarra encontramos lo que Ariza (2009) considera en sus notas metodológicas sobre la relación entre migración y mercados de trabajo femeninos, en la cual, el enfoque metodológico está situado en una reflexión microsocial a pesar de mostrar y describir trayectorias laborales y vida de migrantes, es decir, las narraciones se contemplan dentro de una dimensión socioestructural y sociosimbólica que conllevan a reflexiones laborales, personales y expectativas como migrantes; aquí la historia de vida sirve como marco de referencia que otorga sentido a la experiencia migratoria, dado esto, el trabajo de Ibarra se enfrentó al desafío de la interpretación de la información obtenida a partir de los testimonios de actores y de encuadrarlos (con rigor analítico) dentro de categorías multidisciplinarias propias de la sociología, la economía y la antropología, para así, corroborar o descartar hipótesis que hayan surgido desde la academia.

Si ubicáramos un patrón dentro de las vidas de los migrantes que se presentan detectamos la vulnerabilidad, melancolía, discriminación y riesgo; el estar pensando recurrentemente en perder algo que se ha ganado, a partir de sacrificar la convivencia con la familia, dejar a los hijos, amigos o familia en México y Centroamérica. Los testimonios de migrantes en Trabajar en tierras lejanas hablan de esta situación:

Dorangélica: Mi vida ha sido muy dura, aquí me dediqué completamente al trabajo…Tenía que trabajar de noche y cuidar [a mis niñas] en el día…Mis planes son retirarme [jubilarse] por la Unión, por los treinta años que tengo me van a dar unos 800 o 900 dólares mensuales, si quiero seguro social debo tener sesenta y dos años y medio, me parece demasiado, es demasiado pesado y mis fuerzas ya no son las de antes, pero no puedo renunciar porque perdería todo lo que he conseguido.

María Luisa: ¿Qué si he progresado? Hasta la fecha, siento que no he progresado mucho. Casa no tengo, bienes no tengo…acá las cosas no son tan fáciles, no se cosecha dinero tan fácil y no se vive tan bien como lo dicen muchos, aquí se sufre, sí se sufre.

Gilberto: Yo no me quería venir [a Estados Unidos], allá hay más libertad. Si yo me sacara la lotería de seguro me regresaría para México. Ahí es donde más a gusto he vivido; no hay nada como el hogar.

Pedro: En alguna ocasión me preguntaban si me gustaba vivir aquí, les dije que no, y me respondía que a él sí le gustaba.
—pero si están horribles los departamentos.
—ay, no, es que en comparación de mi casa de México, yo estoy bien. Mi casa [en México], es de lámina y no tenemos baño, y cuando llovía todos nos mojamos.

Benito: Los americanos, chinos y coreanos nos tienen en un muy mal concepto a pesar de que les hacemos el trabajo y el dinero a esos canijos. Venimos a hacer lo que ellos no quieren hacer.

El libro tiene un gran aporte que enriquece los estudios de la migración en México, además, cumple con la advertencia y recomendación señalada desde hace una década por el autor, en la cual, a pesar de que cada día se incrementan los estudios sobre migración hacia Estados Unidos, la agenda de investigación, con nuevos métodos y técnicas y lecturas sobre el fenómeno migratorio, se enriquece ante la necesidad de nuevas formas de ver a la migración, por lo que se amplía la cobertura analítica de este proceso social, y esto genera una percepción de nuevas realidades a partir de nuevas evidencias empíricas y de enfoques metodológicos alternativos o mixtos, y como lo dicta la ciencia social, las nuevas realidades y problemas emergidos de la dialéctica social no pueden ser entendidas e interpretadas por los marcos conceptuales y referenciales tradicionales, por lo que es necesario una interpretación teórica y metodológica de forma multidisciplinaria. Es por ello que la vida de los migrantes, su cotidianeidad, debe ser analizada con profundidad y rigor, también, desde el nivel microsocial.


Referencias

Ariza, M. (2009). Una mirada comparativa a la relación entre migración y mercados de trabajo femenino en el contexto de lo globalización. El caso del servicio doméstico. En A. F. Lozano y S. L. Rivera, Encuentros disciplinarios y debates metodológicos. La práctica de la investigación sobre migraciones y movilidades. México: UNAM–CRIM–Miguel Ángel Porrúa.

Durand, J. (Coord.). (1996). El norte es como el mar. Entrevista a trabajadores migrantes en Estados Unidos. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.

Ibarra. E. G. (2005). Migrantes en mercados de trabajo globales. Sinaloa, México: DIFOCUR–UAS.