Reseña bibliográfica | Estudios Fronterizos, vol. 17, núm. 33, 2016, 269-275 |
Santos López Leyva, Aida Alvarado Borrego, Ana Bárbara Mungaray Moctezuma (2014). La comunicación de la ciencia a través de artículos científicos (2da ed.). México: Universidad de Occidente ISBN: 9786077834267, Ediciones del Lirio ISBN: 9786078371389, 215 pp.
Miguel Ángel Vázquez Ruiz*
* Universidad de Sonora, Departamento de Economía. México.
Correo electrónico: mvazquez@pitic.uson.mx
El oficio de escribir no es tarea fácil. No basta querer hacerlo, ni conocer las técnicas de la ortografía y la sintaxis, quien escribe debe de tener claro el propósito que persigue y establecer las fronteras a donde desea llegar. Se puede escribir para la recreación íntima, como es el caso de la poesía o de un diario de vida; para informar masivamente, como hace el periodista en sus diversas modalidades o para dar a conocer conocimiento especializado, resultado del trabajo de investigación. En este último ámbito se inscribe el libro La comunicación de la ciencia a través de artículos científicos, escrito por Santos López Leyva, Aida Alvarado Borrego y Ana Bárbara Mungaray Moctezuma.
El libro vio luz por primera vez en 2011 y la segunda edición apareció en 2014. En ambas ediciones, se contó con invitados que plasmaron sus puntos de vista en las primeras páginas dejando testimonio de la importancia del texto; asimismo, para cada edición se hizo una introducción a cargo de uno de los coautores: Santos López Leyva. La segunda edición, fue revisada y enriquecida con la incorporación de un capítulo más, que se refiere a las formas de citar y presentar las referencias de la bibliografía.
El libro se compone de 11 capítulos, donde se abordan temas fundamentales para la publicación de artículos, con énfasis en artículos científicos, para ser publicados en revistas reconocidas en los índices de calidad de revistas de nivel nacional e internacional.
Los autores son tres profesores e investigadores, experimentados en los avatares de publicar artículos científicos. Es decir, este libro es producto de lecturas, revisiones teóricas, conceptuales y metodológicas, pero sobre todo de la práctica académicainvestigativa en temas de sus respectivas especialidades. Destaco, en especial, el papel del Dr. Santos López Leyva en la elaboración del libro.
En la primera parte (escrita en tres capítulos), se aborda el tema de los espacios de la comunicación científica, la difusión y divulgación de la ciencia, así como la redacción científica. Como se señala en el texto, los artículos pueden ser de distintos niveles y características: los de más fácil acceso para su lectura y comprensión son los periodísticos, mientras que los más complicados son los especializados en algún campo del conocimiento, de las ciencias sociales, naturales o exactas, es decir, los artículos científicos.
El binomio difusióndivulgación, suele presentar confusiones para distinguirlos, incluso entre académicos e investigadores. Por eso el texto lo aclara muy bien en la página 43, difusión nos dicen los autores, apoyándose en la Real Academia Española es “propagar o divulgar conocimientos, noticias, actitudes, costumbres o modas”. El énfasis, se pone en el hecho de que la difusión está dirigida a los especialistas de alguno de los campos del conocimiento científico. Divulgación, en cambio “… refiere la acción y efecto de divulgar, misma que puntualiza a publicar, extender, poner al alcance del público, algo”. Se divulga, entonces, cuando el conocimiento se facilita en los términos de lenguaje para hacerlo accesible a personas no especialistas, pero que tengan interés especial en el conocimiento científico. Este punto forma parte del segundo capítulo, cuyas coordenadas se establecieron en el capítulo uno, denominado: “Los espacios de la comunicación científica”, donde los autores plantean que:
La acción de la comunicación científica conlleva un proceso de búsqueda, indagatoria, creación y producción de datos de la realidad que el investigador aborda, con el objeto de estructurar su análisis y reflexión del fenómeno en estudio para discutir y formar una postura teórica y práctica que coadyuve a desarrollar el conocimiento científico (p. 31).
Un concepto clave en esta parte es el de “alfabetización científica”, que teniendo sus orígenes en la década de los años cincuenta del siglo pasado, en la actualidad, se ha vuelto popular. ¿Qué se entiende por alfabetización científica? Los autores señalan tres formas de concebirla:
Lo anterior, imaginario evidentemente loable, se enfrenta a varias circunstancias: el retraso entre la producción del conocimiento científico y su divulgación, la resistencia de muchos científicos a facilitar el lenguaje de su campo de conocimiento y el bajo nivel de curiosidad y lectura del público, en especial de los mexicanos.
La primera parte se cierra en el capítulo tres, donde se analiza la importancia de “La redacción científica”, para llegar no sólo a lectores especializados y conocedores del tema en discusión, sino al público interesado, en general. Para destacar la relevancia de la redacción científica, los autores recurren a MariMutt, cuando señala:
[…] que la investigación científica y la publicación del artículo científico son dos actividades íntimamente relacionadas. Algunas personas piensan que la investigación termina cuando se obtienen los resultados, cuando éstos se analizan, cuando se entrega el informe del trabajo o cuando la investigación se presenta en una reunión profesional. Sin embargo, la investigación científica realmente termina con la publicación de un artículo en una revista científica; sólo entonces tu contribución pasará a formar parte del conocimiento científico. Algunas personas van más lejos al sugerir que la investigación termina cuando el lector entiende el artículo; es decir, que no basta con publicar el trabajo; es necesario que la audiencia entienda su contenido (p. 69).
Según el mismo autor la redacción científica debe de cumplir cuatro requisitos: dominar el idioma, enfocarse en el trabajo, dedicar tiempo a la revisión del manuscrito y entender y aplicar los principios fundamentales de la redacción científica (p. 70). El punto de la redacción científica es clave para la difusión y divulgación de la ciencia y como señala MariMutt, el proceso de investigación solamente cierra el círculo cuando los resultados de la misma son publicados, conocidos y debatidos. Sin embargo, no siempre ocurre así por varias razones: una, porque muchos productos de investigación se pierden en los archiveros o archivos de computadora de los investigadores, sin haberse sometido al escrutinio de los lectores; y dos, porque una práctica que suele ser común en el medio académico es que se confunde el conocimiento científico con la redacción rebuscada o confusa. Pareciera ser que entre menos entendible una redacción, es más “científica”, premisa a todas luces incorrecta.
Los autores apuntalan la importancia de la redacción en un artículo científico con estas ideas:
El lenguaje en los escritos científicos debe de ser capaz de transmitir los hallazgos y resultados de investigación a la comunidad; esto es, en el momento de redactar el informe o cualquier otro documento, en todo instante se debe de estar pensando quiénes van a leer esa información, de manera que la utilización del lenguaje marque el entendimiento y apropiación del conocimiento emitido en esos informes (p. 77).
En suma, se pone el acento en uno de los eslabones más importantes en la cadena de la producción del conocimiento: escribir claro, conservando la esencia científica de sus trabajos, con una estrategia para “atrapar” al lector.
En la segunda parte del libro que no está explícitamente segmentado, pero sí implícitamente se describe y analiza el tema de los artículos científicos. Esto es el núcleo central del texto. Apoyándose en Rogel, los autores explican que:
Un artículo científico es un texto que destaca los principales resultados de una investigación académica, concluida o en proceso, y que, posterior a una rigurosa revisión por especialistas, es considerado una contribución original y relevante para el desarrollo de un campo del conocimiento científico (p. 79).
“Originalidad”, “claridad” y “organización” son elementos clave dicen los autores, siguiendo a Campanario (p. 82).
Esencial en un artículo científico es su “estructura”. La forma tradicional sugiere varias partes: resumen (abstract), introducción, materiales y métodos, resultados y discusión (el acrónimo es AIMRAD). En el texto se presentan variantes de la estructura y se asume que son válidas tanto para las ciencias sociales como para las experimentales. Al respecto, ojalá en la próxima edición del libro, el tema se desarrolle un poco más. En los apartados que usualmente contiene un artículo, a propósito de difusión y divulgación, queda la interrogante acerca del lugar que deben tener los aspectos teóricos y contextuales.
De las partes centrales de los artículos científicos (resumen, introducción, métodos, resultados y discusión y conclusiones, destaco la importancia de estas últimas, en cuya elaboración, muchos autores suelen no sacarle el “jugo” que realmente tiene su artículo científico. Por eso es importante la recomendación de este libro, siguiendo a Rogel:
Los artículos científicos incluyen también las “partes conexas”: el título (que sea “sugestivo”), autor o autores (el orden de aparición es relevante), palabras clave o keywords (“generalmente sustantivos”), agradecimientos, referencias bibliográficas, anexos (si los hay), tablas, figuras y gráficas.
Las referencias son importantes por su contenido e implican una técnica de elaboración. En el libro se destacan tres modelos, que no son los únicos: el APA (Manual de la Asociación de Psicología Americana), el Manual de Estilo Chicago y el de la Asociación de las Lenguas Modernas. De la página 113 a la 132, esta parte no tiene desperdicio porque aclara muchos puntos que a veces no quedan claros en los cursos de metodología de la investigación.
Publicar un artículo científico, no es resultado o producto de buenas intenciones o de un acto de improvisación del presumible autor, hay un “proceso de preparación del manuscrito” que implica comenzar con un “plan de escritura para el artículo”. Este punto se aborda en el capítulo ocho (pp. 134145), y se complementa en el capítulo nueve que describe los “Elementos del proceso de publicación del artículo” (pp. 147161) ofreciéndose un decálogo de recomendaciones para este fin.
Publicar implica tener claro la revista donde se quiere dar a conocer un artículo científico. En el décimo capítulo, los autores, describen y analizan el punto de “Las publicaciones científicas en los índices de calidad”. Como sabemos, las revistas pueden ser sin arbitraje, con arbitraje e indizadas; el binomio anterior es sinónimo de revista de calidad. Los autores exponen las características de seis bancos internacionales de información, algunos extranjeros como: el Instituto para la Información Científica (ISI), SCOPUS y el de Librerías o bibliotecas Científicas Electrónicas en Línea (SciELO); y otros mexicanos como: el de la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (REDALYC), el Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal (LATINDEX), y el Índice de Revistas Mexicanas de Investigación Científica y Tecnológica, del CONACYT.
El libro cierra con un capítulo sobre “La publicación de una revista científica”, elaborado a partir de entrevistas realizadas a directores de revistas indexadas, el capítulo es de suma utilidad para quienes están en proceso de crear una revista, y para las que ya existen y circulan. La lectura de estas experiencias permite saber los secretos del arbitraje, la búsqueda de calidad en los trabajos científicos y de los diversos mecanismos para hacer que una revista científica ingrese a los índices de calidad o para mantenerse en ellos.
Finalmente, en un país como México, donde los ajetreos cotidianos para sobrellevar la vida suelen ser bastante fuertes, la incitación a la lectura y la escritura, es un valor no desdeñable. Por eso cada libro, cada lectura, es una buena noticia. Así pues, La comunicación de la ciencia a través de artículos científicos, resulta una de las aportaciones importantes en esta materia en México. Por un lado, se preocupa por el trabajo de los “ilustrados”, que requieren dar a conocer sus hallazgos científicos; y por otro, por la “alfabetización de la ciencia”, donde el gran público interesado es el invitado principal en el escenario de la sociedad del conocimiento.
El contenido del libro responde a cada uno de los detalles a los que se enfrentan los académicos e investigadores que buscan trascender las fronteras del conocimiento, publicando artículos científicos. El texto es una mezcla de metodología para la investigación, con las técnicas puntuales que los especialistas deben de seguir para entrar al mundo de la calidad científica, manifestada en difusión y divulgación, en medios escritos o virtuales. Por lo anterior, los coautores merecen un reconocimiento a su trabajo, expresado en la lectura y la práctica de sus preceptos, así como en la escritura de libros, capítulos y artículos científicos, porque como diría el clásico, el mejor homenaje para el escritor es leerlo, difundirlo, divulgarlo, compartirlo y en este caso, aprenderlo y practicarlo.