Reseña | Estudios Fronterizos, vol. 1, núm. 1, 2000, 223-231 |
El Horror Económico. Forrester, Vivian.
Margarita Barajas Tinoco*
FCE, p.e. 1996. 12 reimpresión, 1998, Argentina, 166 Pp., Traducción de Daniel Zadunaisky.
* Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California. E-mail: mbarajas@faro.ens.uabc.mx
"Viviane Forrester es una novelista y crítica literaria francesa que ha conmovido con este ensayo al mundo de las ideas. Con 300 000 ejemplares vendidos en Francia y traducciones a doce idiomas, El horror económico se ha convertido, en pocos meses, en un fenómeno de trascendencia internacional. Sus lectores constituyen una comunidad alerta para la cual la indiferencia dejó de ser posible..." (en cubierta posterior del libro).
Esta lectura es de las que no se pueden pasar desapercibidas, de las que vale la pena reflexionar, hacer saber, difundir, conocer, leer y releer. ¿Cuántas reseñas habrá hasta el momento de Forrester?, no lo sabemos, pero estamos convencidos de que más personas deben conocer este planteamiento, se esté o no de acuerdo con él.
La obra de Forrester, como buen ensayo, no tiene apartados demarcados, ni objetivos explícitos que prometa vaya a cubrir. Desde la primera página el lector se siente atrapado en una corriente vertiginosa de la "exposición del tema" pero ¿cuál es la exposición del tema? Podría ser el hecho de la vida misma en "un mundo desaparecido que nos empeñamos en no reconocer como tal y que se pretende perpetuar mediante políticas artificiales". Pero de manera más puntual, su tema es el trabajo, y su ámbito, al parecer, ningún espacio en particular, aunque el realismo de los fenómenos por ella descritos tiene una mejor lectura en los países conocidos como desarrollados. El trabajo, sus condiciones y el no trabajo, se ubica en una reflexión más allá de sí mismo, por ejemplo: el de afirmar la falacia de la administración de la crisis, porque finalmente no existe una o más crisis, sino "...una mutación, no la de una sociedad sino la mutación brutal de toda una civilización". El problema está en no poder visualizar la era en que vivimos en realidad. Pareciera que "cualquier riesgo es más aceptable que la percepción y conciencia de la extinción del que fuera nuestro medio". Vivimos en una gran falacia y la contundencia apremiante es lo que la autora nos expone respecto al empleo, respecto a la promesa del mismo de "cantidades ínfimas de puestos de trabajo" en relación con "los millones de individuos excluidos del trabajo asalariado" desde hace tiempo, por ahora, en el futuro inmediato y menos inmediato. El desempleo, en el que se ubican millones y millones no resulta nefasto por sí mismo "... sino (por) el sufrimiento que engendra..." Hoy en día "un desempleado no es objeto de una marginación transitoria, ocasional, que sólo afecta a determinados sectores..." En realidad sus efectos y consecuencias arrastran consigo procesos sociales en cadena que nos involucran a todos, aunque sea en diferentes posiciones, ubíquese cada quien en la suya, podría leerse entre líneas.
A nuestro juicio, la autora denuncia un hecho que por su naturaleza es de suponer no creído por todos, pero no deja de ser tal, denuncia ante el mundo de hoy y que consiste en el hecho de engañar y ser engañado, el de elaborar "promesas falsas que anuncian el retorno próximo de la abundancia, la mejoría rápida de la coyuntura afectada por los contratiempos". De ello resultan los llamados "buscadores de empleo," que en buena parte, incluso ellos mismos se consideran incompatibles con esta sociedad de la cual "paradójicamente" son su producto mismo, su resultado actual y lógico. ¿Dónde está entonces la responsabilidad que se les adjudica por su situación? Se les ha creado una vergüenza cuyo efecto es la debilidad. Ésta,"genera el impasse, paraliza cualquier resistencia, impide rechazar, desmitificar, enfrentar la situación". A nosotros, ¡Dios nos libre de tenerla! , sería nuestra primer reacción. Pero, por qué esta situación, por qué para muchos parece y aparece como necesario "merecer" el derecho de vivir, mientras que otros detentan el "oficio" de ese derecho. Parte de la respuesta se encuentra en lo que rige y domina a la sociedad, y ésta es la economía, la economía de mercado, donde lo útil es sinónimo de rentable "es decir que le dé ganancias a las ganancias". Frente a un mundo que no puede ofrecer empleos a todos sus seres, ¿cómo se resuelve el derecho de vivir cuando ya no se cuenta con "el pasaporte" que antaño se presentaba?, ésta sería una pregunta de fondo en el trabajo de Forrester. Otra pregunta que elabora la autora tendiente a mover la conciencia, es en el sentido de que si es legal imponer como condición necesaria para la supervivencia aquello que no existe ... y lo que no existe es el empleo mismo para millones. La paradoja llega a tal grado que la propia autora elabora un cuestionamiento que provoca una punzada, no sabemos si en el corazón o la cabeza. Se refiere a los miles de desempleados que diariamente "se hacen" rechazar cada día laborable de cada semana, mes e incluso año y se pregunta: "¿no será un empleo, un oficio, una profesión? ¿No sería un puesto, un trabajo, incluso un aprendizaje? ¿Es un destino verosímil? ¿una ocupación racional? ¿una forma recomendable de emplear el tiempo?" La pregunta no es descabellada si pensamos por ejemplo en los empleos que se han creado a costa de los desempleados; existen "agencias" orientadas a asesorar en diversos aspectos a las personas que se ocupan de buscar empleo, por lo menos en la formación del curriculum, el llenado de formatos, presentación personal que incluye voz e imagen, por ejemplo. Pareciera que al igual que como todo oficio, necesitaremos una preparación extra para simplemente buscar el puesto de trabajo. Como excelente literata, Forrester y asimismo su traductor, hacen uso del lenguaje que delata una claridad tal vez más allá del pensamiento normal, parece vislumbrarse una dimensión mental que traspasa las fronteras que siempre nos creamos entre materia y energía que como seres nos conforma y es que, nadie como Forrester expone la desgarrante realidad de la forma, ser y estar de los "excluidos", de ellos dice: "... están encarcelados, ¡incluidos hasta la médula! ...(son) deportados y repudiados en su sitio, exiliados, sometidos y desposeídos, pero tan molestos: ¡unos estorbos! .demasiados incluidos y repudiados".
Otro rasgo que la autora nos introduce, como ella dice, hasta la médula, es la indiferencia que invade también el mundo actual, la actitud de evitar lo feo, lo malo, lo penoso, lo inmoral; de no ver la miseria ...humana, diría nuestro filósofo de la UABC Matthai, la actitud de no ver por ejemplo "caras de bebés de otros continentes (o de este mismo), de tiempos de hambre, bebés con cara de viejo o de Auschwitz, acunados en las privaciones, el sufrimiento, la agonía brusca.....". Por más que se quiera evadir esta situación, la autora nos ubica como espectadores y por lo tanto testigos, como gente informada ...por ahora, porque aún no somos excluidos ...y nuestras futuras generaciones,nuestros descendientes, ¿lo serán?, podríamos muy bien ahora nosotros preguntarnos. Su pronóstico es de que sí, de que todos o casi todos podríamos formar parte de esas multitudes. Y frente a este panorama sin calificativo, ¿cuál viene a ser el mayor peligro?, sería una pregunta obligada. No es la situación por sí misma, porque toda situación es modificable, lo peligroso entonces está "...en la aceptación ciega, la resignación general a lo que se nos presenta en bloque como algo ineluctable". Aunque el trabajo es un centro directriz en la obra de Forrester, nos señala también problemáticas en torno a los servicios de salud pública, educación, sistema jubilatorio y el déficit del Estado. En reflexión de la autora, parece que llegamos a un estado absurdo donde no se discuten los problemas porque de antemano se tiene la certeza de no tener la solución de los mismos, o bien , "...la abundancia de soluciones falsas y chapuceras, de problemas disimulados, negados, escamoteados, de preguntas censuradas". El papel de la investigación aquí es clave y como alguien que se creé investigadora, se encuentra una identificación plena cuando a la investigación se le adjudica "enfocar el suceso a fin de examinarlo en su movimiento, su fuga, su testimonio y contradicciones, (para descubrir) su naturaleza verdadera, no disimulada. No oculta por apriorismos, por corolarios artificiales". La investigación científica para desmitificar, diría el bien recordado Dr. Jorge A. Bustamante. Cómo no estar de acuerdo con que "tal vez tendremos la oportunidad de descubrir los problemas verdaderos...descartar las versiones engañosas, las percepciones artificiales, los simulacros impuestos". La autora no promete que hacer esto garantizará resolver los problemas, pero sí al menos aclararlos y eso es necesario para estar en posibilidad de recuperar y conducir un destino ... de quien sabe qué y cómo. El destino es otro tema a tratar, nos describe destinos de personas que para algunos son inimaginables y que para nosotros mexicanos, producto de crisis tras crisis, probablemente bien podamos contar otros mucho más "negros" de los que la autora expone, Larissa Lomnitz con su obra ¿Cómo viven los marginados?, desde los setenta, tenía ya mucho que enseñar al mundo. El destino de los jóvenes es realmente en donde centra su preocupación, como grupo vulnerable limitado de origen, vedado de todo lo bello y sublime de la vida.
La reestructuración, como fenómeno implícito a los cambios del trabajo es otro aspecto en el que se detiene a reflexionar, su juicio se puede resumir en calificar el término como hipócrita y perverso por lo menos, tan falso como seguir sosteniendo que las "riquezas" (...) se conforman "a partir de la generación de bienes materiales (cuando en muy buena parte es) a partir de especulaciones abstractas, con escaso o ningún vínculo con las inversiones productivas...". Así nos introduce a un tema de actualidad, de la llamada economía virtual, la que no necesita "sedes inmuebles" la que sólo requiere teléfonos y computadoras, mercados que no producen bienes reales. Sobre esto la autora se refiere como "juegos neofinancieros". Esta situación poco estimula o posibilita creación de puestos de trabajos, más aún, contribuye a su eliminación. Esto queda muy "had doc" también con el término de "aligerar la empresa" que tiene que ver finalmente con despidos, horarios recortados y disminución de la protección social. Cita a propósito fragmentos de los discursos de funcionarios y hombres de empresa, de los que "saben como hacer las cosas" de los que conducen la política y más que la política a veces, la vida misma. El Banco Mundial, la OCDE, el FMI, son figuras remitidas al respecto en posiciones manifiestas como paradójicas, o al menos muy controvertidas, por ejemplo el fragmento remitido del FMI de mayo de 1994 donde aceptan que "la flexibilización ... pasa por la reestructuración del seguro al desempleo, el salario mínimo legal y las disposiciones que protegen el trabajo" .
No por ser la autora novelista descuida la referencia contundente del dato empírico, al respecto, muchas son las evidencias e información cuantitativa que refiere de diversas fuentes acerca de la evolución del desempleo mundial y de estadísticas sobre la escasa creación de puestos de trabajo y sus condiciones de precariedad. Y hasta aquí desde luego no se han mencionado todos los problemas, cómo leer, entender o interpretar cuando Forrester dice: "Son tiempos extraños en que el proletariado ¡que en paz descanse! se esfuerza por recuperar su condición inhumana". Es decir, por encontrar trabajo aunque sea mal pagado. Hay una anticipación con indicios ya a la vista, en perspectiva de la autora, de extinción del trabajo. En efecto, nos describe un proceso continuo, y más que proceso, ella habla de una "revolución de magnitud planetaria" a propósito de la cibernética y su influencia en la escasez del trabajo. Como francesa y ciudadana de ese país, va finalmente centrando su análisis a ese espacio, conjugando elementos de tipo socioeconómico y político, desnudando y haciendo manifiestas las contradicciones ahí vividas a partir de los discursos oficiales y la legislación; los acuerdos tácitos de grupos, las respuestas y resistencias de otros, las trampas, las fintas y toda una complejidad que ella recrea de manera simplemente única. Y mientras tanto, todo sucede "...ante nuestra vista el futuro se organiza en función de nuestra ausencia más o menos conscientemente programada".
Una reseña de Forrester no puede dejar de anotar algo que nos detiene a pensar y dejar así "Este siglo nos ha enseñado que nada dura, ni siquiera los regímenes más consolidados. Pero también que todo es posible en el orden de la ferocidad, que como nunca cuenta con medios para desencadenarse sin frenos.
Con las nuevas tecnologías, hoy dispone de medios decluplicados, al lado de los cuales las atrocidades pasadas parecen tímidos ensayos".
Una hipótesis que a más de alguno hace crispar , es la posibilidad de un régimen totalitario encaminado a su mundialización...y que nadie se escandalice por ello pues finalmente aquí y ahora en nuestro planeta, están sucediendo atrocidades de las que pocos parecen escandalizarse. La vida, la dignidad y el derecho, son finalmente valores por los que la autora deja ver su inclinación.
¿Y... sus conclusiones? Éstas no se exponen tal cual, en todo caso son las conclusiones que el lector perciba, trabaje y defina. Forrester desde luego no es una excluida y está muy lejos de serlo, para bien o para mal llega para quedarse e incluirse en nuestras vivencias personales ...para romper o confirmar esquemas mentales, o bien para sembrar la duda o incluso el enojo para los apasionados y así, Viviane Forrester es mucho más que la autora de El horror económico.