Reseña | Estudios Fronterizos, vol. 3, núm. 6, 2002, 125-128 |
La Transición Difícil: Baja California 1995-2001
Comentarios por: Leopoldo Martínez Herrera*
Espinoza Valle Víctor Alejandro, La Transición Difícil: Baja California 1995-2001, Ed. COLEF y CEPCOM, México 2003, pp.202.
* Vocal Ejecutivo de la Junta Distrital del 01 Distrito Federal Electoral, Mexicali, Baja California.
De entrada habrá que señalar que el trabajo de Víctor Espinoza contiene una narrativa de una atractiva factura literaria lo que logra varias finalidades del autor: claridad y entretenimiento y esto no es un logro menor pues cuando se había visto que el producto de una investigación en el área de la política fuera clara y mucho menos entretenida. Lo anterior es un incentivo para que leamos La Transición Difícil de corrido de una buena vez.
En términos generales es una obra que contiene en su temática central el interés de iluminar las vicisitudes sólo de un gobierno no accidental como se denomina precisamente el Capítulo II, sino un gobierno accidentado, matiz éste, constituido por una serie de contradicciones y desafíos que el gobernador sustituto tuvo que enfrentar a partir de su encumbramiento.
También en términos generales el texto está dotado de un toque un tanto catastrófico, sin embargo en honor a la verdad dado la vocación descriptiva con la que está hecho el texto, más bien diríamos que es la transcripción sistemática y narrativa casuística de una serie de eventos catastróficos que marcaron el gobierno del Estado, sobre todo durante el período del gobernador sustituto Alejandro González Alcocer.
Todavía en el campo de la visión general del texto pero desplazándonos en el ámbito metodológico, el abordaje de Víctor Espinoza lo conduce a un análisis a partir de los actores y de los sucesos de los cuales aquellos son sujetos, por lo que su descripción resulta muy rica en anécdotas y permite el apunte riguroso y preciso de los hechos más acá de los argumentos.
Este proceder es lógico conociendo el desplazamiento investigativo del autor, el cual trasciende los plazos cortos para proseguir con las secuelas, seguramente que podemos esperar en un momento determinado la cristalización de un esfuerzo intelectual del autor, este ahora sí que permita una sistemática interpretación y reelaboración de una fenomenología de los gobiernos alternativos en Baja California que resalte precisamente las transformaciones y las consecuencias institucionales que han gestado los desempeños de los gobiernos de alternancia ya estudiados por él.
Sin duda que este texto representa solamente una fracción de sucesos en tiempo y lugar y circunstancia que habrá de desembocar en una hipótesis de mayor profundidad que pesquise las mutaciones, si es que las hubo, y las impactó si es que las generó en los modelos institucionales justo a partir del cambio de gobierno de 1989.
En el ámbito de lo específico se encuentra lo siguiente: Los hallazgos que nos ofrece el Maestro Víctor Espinoza permiten que algunas conjeturas que pululan en el ambiente del comentario político encuentren un fuerte asidero para convertirse en verdades, aunque discutibles, parecen evidentes y se citan algunas de ellas.
a) La circunstancia de los gobiernos panistas los ha conducido a mecanizar y a usufructuar instrumentos deleznables de control políticos como es el caso de un neocorporativismo éste sí benévolo por ser dirigido por líderes reconvertidos y por ser funcionales ahora al gobierno panista, más allá de cualquier condena por la forma y uso de su instrumentación.
b) La puntualización de una especie de congelamiento de un modelo bipartidismo inamovible por lo pronto durante tres lustros, el cual se debe a un modelo electoral centrípeto, reforzado por pautas excesivamente abstencionistas, lo cual reduce el caudal electoral, orillando a los electores a eficientar su voto y/o expresar electoralmente, aunque en forma reducida el patriotismo partidario. A este fenómeno sin duda contribuye la debilidad electoral del PRD. En éste es pertinente insistir en la denominación de un modelo de bipartidismo sin interrupciones, y en esto un poco apartado de la postura del autor, ya este bipartidismo se ha expresado siempre en Baja California desde 1989 por el reporte de posiciones del poder, más que por el caudal electoral que pueden acumular los partidos.
En otro momento el texto descubre y pone en evidencia la inconsistencia de un discurso político referente a los procesos de democratización y de participación que han enarbolado los gobiernos panistas sobre todo cuando son oposición o cuando se encuentran en intensa campaña electoral, que ha sido evidente como lo constata el autor, la resistencia para legislar y operar los instrumentos de democracia directa no obstante que han sobrado oportunidades para que los gobiernos de los dos niveles y el congreso los hayan inaugurado.
Una de las cuestiones torales por la trascendencia que hubiera generado, dado el discurso preferido respecto del cambio y la transición, era enarbolar por los gobiernos panistas, la llamada reforma del Estado. En este campo como evidencia el texto, los éxitos han sido en verdad magros y de poca profundidad, tal vez el origen se encuentre entre los siguientes factores:
c) Nunca existió un proyecto de cambio institucional y la propuesta del Gobernador Terán en realidad fue resultado de un reflejo de la intencionalidad en los niveles nacionales.
d) El proyecto se perdió en un discurso de poder de tal manera que los actores nunca pretendieron avanzar sin él, sin embargo, éste servía para legitimar la inmovilidad frente a la opinión pública.
e) La falta de destrezas y habilidades del poder ejecutivo para poder avanzar en medio de un terreno difícil caracterizado por un congreso dividido y sectores sociales de gran fuerza abiertamente enfrentados al Estado.
Uno de los aspectos por demás interesantes que podemos inferir del texto es que parece que en los gobiernos panistas una marca dominante en el ejercicio gubernamental es el llamado estilo personal de gobernar; ello genera ciertas repercusiones ya que el referente personal y subjetivo, para calcular los actos y las decisiones gubernamentales puede adolecer de un déficit de racionalidad lo cual es muy necesario para actuar en función de un marco más institucional y por lo tanto mayormente predecible.
Tal parece que los gobiernos panistas aprendieron demasiado rápido los usos y los métodos del poder de tal manera que ahora y desde muy pronto lo que parecía que se avecinaba, es decir nuevas reglas de juego político electoral con la finalidad de franquear las puestas de mayores opciones partidarias y con ello de una mejor repartición de poder; resulta que dichas reglas responden a una estrategia de exclusividad del poder y acotar cada vez más la posibilidad de diversos sectores de acceder a la palestra de la lucha política.
Durante el recuento que realiza el autor, muy prolifero, parece que hay una constante que marca los gobiernos panistas de la entidad pero con mayor intensidad en el de González Alcocer; esto es, una manifiesta especie de limitadas destrezas para el gobierno de anticipación, aunado a una carencia muy notoria de habilidades para la negociación frente a presiones de sectores o agrupamientos muy activos. Ante circunstancias similares dichos gobiernos responden con soluciones muy reactivas y poco meditadas.
Finalmente, se puede omitir tomar partido en forma definitiva con relación a la conjetura respecto a que los ciudadanos últimamente están votando por los candidatos que por los partidos y viceversa. Creo que el centro de este asunto radica en buena parte en dos cuestiones:
a) Qué tan libres son ahora los ciudadanos a diferencia de los años ochentas hacia otros.
b) Que tan racionales son los ciudadanos para realizar las evaluaciones tanto de candidatos, partidos y gobiernos.
En suma que, La transición difícil, es una obra interesante si queremos entender con claridad y precisión la naturaleza, el ritmo y precisión de los cambios políticos de la entidad en las últimas décadas.