Reseña bibliográfica Estudios Fronterizos, vol. 9, núm. 18, 2008, 197-204


El desafío de la consolidación democrática en méxico: propuestas y perspectivas


Manuel Ortiz Marín1


Luis Enrique Concepción Montiel y CuauhtÉMoc LÓPez Guzmán (Coords.), UABC, Senado de la república, LX Legislatura, Y Miguel Ángel Porrúa, México, 2007.


1 Académico de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Autónoma de Baja California.
Correo electrónico: mortiz49@yahoo.com


El libro inicia con un prólogo escrito por Gianfranco Pasquino. El politólogo italiano ofrece un texto clave para entender el conjunto de la obra. Pero no es un escrito obsequioso, al menos no con el conjunto de las ideas expuestas por los autores. Disiente de ciertos conceptos plasmados, reconfigura otros y aporta los suyos propios para constituir una breve pieza, como muchas obras de arte, valiosa para entender el pensamiento acerca de la democracia y su efecto en la calidad de vida de los ciudadanos de este importante intelectual de la política.

La introducción plantea las pistas para entender el conjunto del libro, sobre todo por dos aspectos fundamentales de carácter metodológico. Se parte de la premisa de la “existencia de una percepción ciudadana que la alternancia no extirpó o ni siquiera modificó ciertas prácticas y reglas del sistema político y del aparato administrativo surgido de la posrevolución” (p. 11). De ahí que el trabajo de los distintos coautores del libro se centre en el objetivo general de “analizar el estado actual del proceso democrático en México, el tipo de democracia que se ha instaurado, así como el planteamiento de algunas propuestas para el debate de la consolidación desde el ámbito social, institucional, electoral, ideológico y de la nueva gestión pública” (p. 12).

En el capítulo 1, Rafael Rodríguez Prieto, autor de origen español, nos introduce a una revisión teórico–empírica del constructo democracia. Para ello transita por dos escenarios importantes: el teórico, mediante el cual elabora una apretada síntesis de los principales pensamientos contemporáneos de la teoría política, desde la rational choice al realismo, sin descuidar el apunte sobre los modelos clásicos para hacer énfasis en dos posturas que asume la democracia en el mundo occidental.

Por una parte, aborda el concepto de consolidación para explicar las características de este proceso y sus fortalezas y debilidades en el actuar de los Estados. Y en un segundo momento, aborda la alternancia. En este ámbito describe dos formas que asume la alternancia: la turnista y la alternancia alternativa, a la cual se suscribe el autor.

Pero también realiza la revisión de los modelos de la democracia inglesa, alemana, italiana y de América Latina, del cual el autor subraya lo que acontece en Bolivia. Finalmente se pronuncia por la alternancia alternativa y enuncia en una frase clave para la democracia: “Sólo las personas, la ciudadanía, son los protagonistas de la democracia” (p. 53).

El ensayo de López Guzmán aborda uno de los temas cruciales del México contemporáneo. La relación entre democracia, crecimiento económico y equidad social. Para ello utiliza el enfoque propuesto por Douglas North del neoinstitu­cio­nalismo para alinear las coordenadas de los conceptos instituciones, democracia y equidad.

El desarrollo del texto conduce al lector a una acuciosa reflexión teórica acerca de cómo las instituciones formales e informales, desde este enfoque, son creadas para garantizar los derechos de propiedad. En este sentido, el autor pregunta si la transición en México está centrada en nuevos arreglos institucionales para favorecer la democracia e inhibir las inequidades. Su respuesta es que dicho proceso está lejos de cumplir con las expectativas, en parte por la ocurrencia de varias crisis macroeconómicas que ha padecido el país.

Su análisis, a partir de la teoría neoinstitucional, del reciente proceso político del 2006, plantea varias premisas. Por una parte, hay una estructura de acceso desigual a las oportunidades y riqueza en México que genera tensión social. Y por parte del Estado mexicano, hay una cultura dominante de falta de respeto a las leyes y a las instituciones. Por ello el autor concluye que habrá que desmantelar el sistema de privilegios e instalar instituciones capaces de mejorar la distribución de la riqueza. De no hacerlo, seguiremos siendo una de las naciones más desiguales e inequitativas del mundo, a pesar de que las estadísticas nos colocan como una de las economías más importantes del orbe.

Por su parte, el texto de Luis Enrique Concepción Montiel aborda uno de los más complejos dilemas del sistema político mexicano. El tránsito de un modelo político autoritario centrado en dos figuras: un presidencialismo exacerbado que dominó la escena política durante décadas, y un partido hegemónico que deterioró cualquiera propuesta de avance democrático por la vía ciudadana.

El autor realiza un recuento de la moderna historia política del país a partir de la etapa posrevolucionaria hasta el presente de ambos elementos: el presidencialismo y el PRI. Elementos indivisibles pareciera, pero que en la década pasada se apartaron, mostrando las grietas por las cuales se filtró la alternancia. Proceso este último del cual la esperanza era que diera paso a un proceso de transformación democrática de las instituciones, pero que ha defraudado a todos, mostrándose como un gobierno de alternancia debilitado, comprometido con los empresarios y renuente a conceder espacios a la participación de los demás actores políticos.

Concepción Montiel analiza el sistema político mexicano a partir del enfoque de Lijphart y considera que en el México contemporáneo hay rasgos de un modelo consensual. Modelo sacudido y tironeado por las dificultades económicas, las crisis políticas y la decepción en parte de la ciudadanía. Sin embargo, apunta que la modernización del país sólo podrá ocurrir cuando acontezca la consolidación de la democracia y ésta sea capaz de mejorar la distribución de la riqueza, pero también sea incluyente de todos los ciudadanos sin distinción alguna.

En los capítulos 4 y 5 José Ruiz Valerio y Everardo Díaz Gómez, el primero de origen argentino, aportan sendos trabajos fascinantes y oportunos. Del primer trabajo comentaría que abordar el concepto de populismo no es una tarea fácil y sí muy comprometida ideológicamente en México; sin embargo, los autores primero hacen una cuidadosa exploración del concepto a partir de la postura de Ernesto Laclau, teórico político argentino denominado posmarxista por algunos de sus críticos; para de ahí partir al análisis de la discur­sividad de Andrés Manuel López Obrador y si su discurso se corresponde a un pensamiento populista. Después de varios ejercicios de agudo análisis de diversos pronunciamientos de López Obrador, su conclusión es contundente. Si bien el discurso de dicho político se orienta a satisfacer reclamos legítimos de amplios sectores de la sociedad mexicana, lo cierto es que se le debe considerar un político oportunista; sin embargo, concluyendo con la última frase del trabajo: ¿y qué político no lo es?

El segundo texto de los mismos autores trata nuevamente de un tema por demás oportuno. El posible paralelismo entre los pronunciamientos políticos, por una parte, de uno de los más importantes líderes de México del siglo pasado, Lázaro Cárdenas, y, por otra, el discurso de una de las figuras políticas que a principios de este siglo pusiera en jaque al sistema político mexicano: Andrés Manuel López Obrador.

A lo largo del artículo, los autores examinan documentos fundamentales para el análisis del discurso de ambos personajes a fin de encontrar similitudes o diferencias ideológicas de cada uno de ellos. Para tal efecto se determinaron varias categorías, como política, sociedad, educación, economía y relaciones exteriores. En cada una de ellas se identifican conceptos clave que ayudan, previo el análisis que realizan los autores, a encontrar las divergencias o convergencias.

Un aspecto no menor que apuntan los autores es el contexto en que se desenvuelven los discursos de Cárdenas y López Obrador. Efectivamente son dos Méxicos divididos en casi 70 años en los cuales no puede soslayarse la impronta histórica. Los autores concluyen que el pensamiento cardenista está implícito en la ideología perredista, y de manera especial, en la propuesta ideológica de López Obrador, pero hay notorios vacíos y matices en varios de los temas que llevan a concluir que el político tabas­queño utiliza el referente carde­nista desde una perspectiva instrumental y oportunista.

La tercera parte del libro inicia con un trabajo sumamente interesante para los especialistas en la administración pública, en especial para quienes abordan el enfoque de la nueva gestión pública (NGP). José María Ramos, su autor, refiere la naturaleza, características y enfoque teórico de la NGP. Llama la atención una idea clave: “la ciudadanía vista como consumidor de servicios públicos” (p. 204). Esta referencia, junto con otros postulados de la NGP aportados por el autor, son elementos fundamentales para situar dicha propuesta en el escenario de la administración pública en México, que Ramos caracteriza a lo largo de los últimos 25 años como ineficiente, corrupta y carente de una cultura de la eficiencia por parte de los funcionarios públicos mexicanos, incluyendo el periodo de la alternancia política, que tampoco ha coadyuvado a una administración más eficaz, transparente y responsable socialmente.

Finalmente, la propuesta de Ramos es por un gobierno mexicano más responsable socialmente con el desarrollo, que genere confianza e impulse valor público mediante una administración eficaz, eficiente y efectiva a fin de responder a las crecientes demandas políticas y sociales.

En el capítulo 7, Fernando Cortés e Israel Banegas participan de un ejercicio de análisis estadístico que se corresponde con un problema grave en México: la pobreza. Rasgo social al cual los distintos gobiernos han combatido, tanto en el discurso como con la definición de políticas públicas de desarrollo social. Los autores, el primero de origen chileno, abordan la pobreza en un escenario de 12 años, en el cual transcurren varios gobiernos y ocurre un factor crucial, el famoso “error de diciembre de 1994”. Para ello analizan los datos acerca de la pobreza proporcionados por la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares, implementada por el Comité Técnico de la Secretaría de Desarrollo para medir la pobreza Social en tres indica­dores: la alimentaria, de capacidades y de patrimonio. El texto muestra elementos importantes para el análisis social.

En primer lugar, los autores reconocen que el impacto de la crisis económica de 1994 provocó secuelas en los años siguientes, pero también, como los indicadores de 1998 y 2000 muestran, una fuerte recuperación a nivel urbano más que en el rural y en particular, del 2000 al 2004, una disminución de la pobreza urbana, no así de la rural.

Su conclusión es que en los 12 años de análisis estadístico, las variaciones en la pobreza urbana están íntimamente asociadas con el crecimiento del PIB, aspecto que no ocurre con la pobreza rural.

Por su parte, Leopoldo Mar­tínez Herrera nos brinda un excelente texto (capítulo 8) que aborda la complejidad de los estudios electorales para tratar la dinámica transicional con énfasis en los temas locales. En una primera parte, despliega un análisis de varios enfoques teóricos, como la igualdad del voto, constituida en una premisa de importancia capital para la democracia electoral moderna, para de ahí desbrozar el fenómeno de la sobre y subrrepresentación, con especial énfasis en Baja California. Tratado por algunos autores como malaporcionamiento, que se expresa como condiciones asimé­tricas de la representación del elector.

Cierto es, como lo indica el autor, que en teoría electoral no existen modelos que puedan garantizar la igualdad y la equidad en términos absolutos, pues siempre hay elementos que alteran la representación ya sea de tipo sub y/o sobrerrepresen­tacional.

Martínez Herrera finaliza su texto con diversas conclusiones de las cuales se destaca que el fenómeno referido es poco estudiado, sobre todo a nivel de entidades federativas y municipios; para el caso de Baja California, los municipios del estado muestran una tendencia permanente y constante de sobre y subrrepre­sentación. La primera se manifiesta en Mexicali y con mayor énfasis en Tecate. Por su parte, la subrrepresentación es notoria en la zona costa, con mayor incidencia en Tijuana y Playas de Rosarito, y concluye refiriendo la tensión que ocurre entre el concepto de igualdad de voto y la desigualdad de la representación; de ahí la importancia del análisis, sobre todo si consideramos que el primer concepto es fundacio­nal del modelo democrático al cual aspiran los bajacali­fornianos.

Finalmente, los coordinadores del texto, López y Concepción, elaboran un sencillo pero valioso apartado de reflexiones en torno a los procesos de consolidación de la democracia en México, los actores políticos y sociales, las instituciones y las condiciones en las cuales se debate este proceso fundamental para el Estado mexicano. Y advierten el grado de tensión existente merced a los desequilibrios económicos e inequidades sociales prevalecientes, pronunciándose por la construcción de nuevas instituciones y gobiernos más eficientes y legítimos.